Berlín. La canciller Angela Merkel y los principales partidos alemanes condenaron este martes la agresión a un diputado de extrema derecha, reflejo del endurecimiento del clima político en el país desde hace más de un año.
“Esta agresión brutal (...) tiene que ser condenada firmemente. Esperamos que la Policía podrá detener rápidamente a los culpables”, afirmó en Twitter el vocero de la canciller alemana y del gobierno, Steffen Seibert.
El diputado Frank Magnitz, del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), fue agredido el lunes por la tarde por tres personas en el centro de Bremen, en el noroeste del país, según la Policía.
Teniendo en cuenta la función de la víctima, de 66 años, las fuerzas de seguridad creen que se trata "de un acto por motivos políticos".
Por su parte, AfD publicó una fotografía del diputado en el hospital con la cara ensangrentada e hinchada y un profundo corte en la frente.
En un comunicado, la Policía indicó que Magnitz fue atacado por tres personas encapuchadas.
"Le dieron golpes con un palo hasta dejarlo inconsciente y luego siguieron golpeándolo en el suelo", afirmo AfD.
Magnitz permanecerá hospitalizado toda la semana.
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Uno de los dirigentes nacionales del partido de extrema derecha, Jörg Meuthen, acusó a los agresores de haberlo "golpeado casi hasta la muerte" y dijo estar "conmocionado" por este caso.
El partido condenó esta "violencia cobarde con intención de matar a Frank Magnitz" y designó a "terroristas de extrema izquierda" como a los responsables del ataque.
AfD se presentó como víctima, acusando a los partidos de izquierda de ser indirectamente los responsables de la agresión por, según ellos, no condenar de forma suficientemente clara a los movimientos radicales y violentos de extrema izquierda.
La presidenta del partido socialdemócrata, Andrea Nahles, puntualizó por su parte que "AfD es un adversario político y se opone a nuestra sociedad tolerante y pacífica, pero quien combate el partido y a sus representantes con la violencia traiciona estos valores".
Los Verdes también se expresaron en este sentido. "Nada justifica la violencia contra el AfD. Quien combate el odio con el odio siempre deja que el odio acabe ganando", abundó uno de sus miembros más destacados, Cem Özdemir.
En setiembre del 2017, AfD se convirtió en el primer partido de la oposición en la cámara de diputados, frente al gobierno de la canciller Angela Merkel, formado por conservadores y socialdemócratas.
Este movimiento antiinmigración sacudió la vida política del país, y desde entonces los debates parlamentarios suelen transformarse en enfrentamientos.
Estas tensiones repercuten también en la calle, donde se producen numerosos altercados entre los partidarios de la ultraderecha y los de la extrema izquierda.
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El jueves pasado, un artefacto explosivo dañó un local de AfD en la región de Sajonia, uno de sus bastiones, y la Policía sospecha que se trataba de un atentado.
Desde mediados de diciembre, la Policía registró al menos ocho ataques contra oficinas del partido en todo el país, según la cadena pública ARD.
En el Bundestag, el tono hasta ahora más bien consensuado de los debates se ha ido degradando con la irrupción de AfD y sus insultos.
Angela Merkel es el blanco de la mayoría de sus ataques. La acusan de haber aumentado la criminalidad en el país tras dejar entrar a más de un millón de solicitantes de asilo en el 2015 y el 2016.
Los diputados de AfD utilizan sistemáticamente noticias de sucesos en los que están implicados extranjeros para reiterar su mensaje.
AfD también ha roto el tabú del arrepentimiento alemán por los crímenes nazis y, en muchas ocasiones, relativiza los actos cometidos en esa época.