Londres. Los conservadores británicos perdieron el viernes los importantes concejos de distrito en Londres, un duro revés en estos comicios locales con valor de test para un Boris Johnson debilitado por los escándalos pero aún capaz de sobrevivir al golpe.
El Partido Laborista, primera fuerza de la oposición, logró el control del altamente simbólico distrito de Westminster, sede del poder político británico, por primera vez desde su creación en 1964. También se alzó con otros bastiones conservadores londinenses como Wandsworth.
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“Perderlos debería ser una llamada de atención para el Partido Conservador”, tuiteó Gavin Barwell, exjefe de gabinete de la exprimera ministra Theresa May. ¿Desgaste lógico a medio mandato en un contexto de disparada de la inflación o comienzo del fin para el controvertido Johnson? Habrá que esperar a los resultados definitivos y la reacción en las filas conservadoras para saberlo.
Los comicios se celebraron el jueves, pero el viernes por la tarde solo se dispuso de resultados parciales: el Partido Conservador perdió 11 concejos y más de 170 concejales respecto al 2018, mientras el Laborista ganó siete concejos y más de 110 concejales. Sin embargo, varios de los puestos perdidos por los conservadores fueron a manos del centrista Partido Liberal—Demócrata y el ecologista Partido Verde.
Terremoto en Irlanda del Norte
Durante la noche, o el sábado por la mañana, deben conocerse también los resultados de las elecciones regionales en Irlanda del Norte, una de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido. Allí se votó el jueves a los diputados del Parlamento regional autónomo, del que debe salir el próximo gobierno local, que podría dar pie a un verdadero terremoto político.
Los sondeos otorgaban el primer lugar al partido republicano Sinn Fein —exbrazo político del Ejército Republicano Irlandés Provisional (IRA, por sus siglas en inglés) que aboga por la reunificación de Irlanda— por primera vez en los cien años desde la partición de la isla, en 1921.
Sin embargo, el acuerdo de paz del Viernes Santo, que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, establece un reparto del poder entre ambos campos. Y si el Sinn Fein y los unionistas del Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés) no se ponen de acuerdo, la formación de gobierno quedaría bloqueada.
Supervivencia de Johnson
En Inglaterra, los laboristas esperaban capitalizar la pérdida de popularidad de Johnson, enzarzado en el escándalo del “partygate” —las fiestas ilegales organizadas en Downing Street durante los confinamientos del 2020 y el 2021— para reconquistar bastiones obreros arrebatados por los conservadores en las legislativas del 2019.
El primer ministro reconoció que su partido tuvo una “noche dura” en algunas circunscripciones, pero reivindicó avances en otras. “En Londres, es casi increíble que esos nombres salgan de nuestros labios. ¡Wandsworth! Llevan años diciendo: ‘nunca nos quitarán Wandsworth’. ¡Lo acabamos de hacer! ¡Westminster! Es un resultado asombroso”, se congratuló el líder laborista, Keir Starmer.
Multado recientemente por la Policía por participar en una fiesta de cumpleaños prohibida por las reglas contra la covid-19, Johnson, de 57 años, resistió hasta ahora a los llamados a dimitir tras convertirse en el primer jefe de gobierno en ejercicio sancionado por infringir la ley.
La investigación policial sigue abierta y el primer ministro podría ser multado otra vez, además de ser objeto de futuras pesquisas por una comisión parlamentaria que determinará si mintió a los diputados cuando aseguró que no se infringieron las reglas.
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Si el revés electoral en las municipales es colosal, Johnson podría ver reavivada la rebelión interna en su Partido Conservador, donde algunos diputados contemplaban hace meses la posibilidad de una moción de censura. Pero solo si los conservadores sienten que el avance laborista es suficientemente fuerte para amenazar su permanencia en el poder.
Además, la Policía anunció el viernes que también Starmer será investigado por una posible infracción de las reglas anticovid el año pasado, cuando tomó cervezas con su equipo pese a las restricciones.