Pekín
El Departamento de Estado estadounidense dijo este sábado que, a pesar de los canales abiertos con Corea del Norte, el régimen de Pyongyang no ha mostrado ningún indicio de interés por llevar a cabo conversaciones sobre desnuclearización.
"A pesar de la garantía de que Estados Unidos no está interesado en promover el colapso del actual régimen, pretendiendo un cambio del régimen, acelerando la reunificación de la península o movilizando fuerzas al norte de la DMZ (la zona desmilitarizada, en la frontera entre las dos Coreas), los oficiales norcoreanos no han mostrado ningún indicio de interés o de estar dispuestos a conversaciones sobre la desnuclearización", dijo la portavoz del Departamento Heather Nauert en un comunicado.
Previamente, Rex Tillerson, secretario de Estado norteamericano, durante una visita a Pekín, había indicado que altos responsables estadounidenses estaban en contacto con Pyongyang, días después de que se produjera una verdadera escalada verbal de amenazas entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong Un.
Tillerson había señalado que el país norteamericano "sondeaba" la voluntad del régimen de Kim Jong-Un de participar en conversaciones sobre su programa nuclear.
"Preguntamos. Tenemos líneas de comunicación con Pyongyang, no estamos en una situación totalmente negra, tenemos dos, tres canales de comunicación abiertos", dijo Tillerson a los periodistas.
Estados Unidos no ha legislado para usar la fuerza para frenar los ensayos nucleares y de misiles de Pyongyang, pero la semana pasada Trump amenazó con "destruir totalmente" el país.
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Aún así, responsables veteranos de Washington admiten en privado que la opción militar no se ve muy prometedora, puesto que Corea del Sur, aliado de Estados Unidos, está al alcance del arsenal del norte.
Por su parte, Tillerson ha sido un firme defensor de la campaña por una "presión pacífica", recurriendo a las sanciones de Estados Unidos y la ONU y cooperando con China para frenar las aspiraciones del régimen.
No obstante, sus esfuerzos se vieron empañados por una extraordinaria guerra verbal, con Trump burlándose de Kim Jong-Un, al que llamó "pequeño hombre cohete" y Kim afirmando que el mandatario estadounidense está "mentalmente trastornado".
Y mientras Tillerson se reunía con el presidente chino, Xi Jinping; el consejero de Estado, Yang Jiechi y el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, la agencia de propaganda norcoreana publicó una nueva oleada de insultos contra Trump, calificándolo de "viejo psicópata", en "misión suicida para provocar un desastre nuclear que reducirá a Estados Unidos a un océano de llamas".
La retórica norcoreana vino acompañada de una serie de controvertidos ensayos balístico y el 3 de septiembre llevó a cabo su sexto ensayo nuclear, el más potente hasta la fecha, cuando aseguró haber probado una bomba de hidrógeno.
Además, Pyongyang disparó misiles intercontinentales que sobrevolaron Japón recientemente.
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Washington, respaldado por la mayor parte de la comunidad internacional, declaró que el programa de Corea del Norte era inaceptable, temiendo que su amplio arsenal no disuada a Kim Jong-Un de ordenar un ataque.
Los observadores mostraron su preocupación ante la posibilidad de que, si Pyongyang decidiera probar una bomba de hidrógeno en el océano Pacífico, como advirtió que contemplaba hacer, Washington podría verse obligado a ordenar una acción militar.
Pero Tillerson dijo que correspondía a Trump tomar una decisión al respecto y que "hasta donde yo sé, el comandante en jefe no ha trazado ninguna línea roja".
"Creo que si Corea del Norte dejara de disparar misiles, las cosas se calmarían mucho", añadió.
Tillerson, que se encontraba en Pekín para planear una cumbre que Xi y Trump mantendrán en noviembre, aplaudió las recientes medidas de China para presionar a su vecino.
Aunque en los programas de sus reuniones con Xi, Yang y Wang no se incluía ningún punto sobre Corea del Norte, Tillerson explicó después que sí que habían tratado el tema.
En estos últimos meses, la administración Trump había acusado públicamente a China, principal aliado de Corea del Norte, de no ejercer suficiente presión sobre su vecino, pero el tono parece haberse suavizado desde que Pekín decidió aprobar y aplicar las nuevas sanciones.
Por su parte, Xi Jinping destacó la "buena relación de trabajo y amistad personal" con Trump, y predijo que la visita del presidente estadounidense será "especial, maravillosa y exitosa".