Roma. Duramente golpeada por la epidemia de covid-19, Italia se despierta cada día más euroescéptica por la falta de solidaridad de las entidades europeas durante la inédita emergencia sanitaria que la península está enfrentando desde hace casi tres meses.
Según varias encuestas realizadas en abril y publicadas en el sitio web del gobierno, el 71% de los italianos cree que la Unión Europea no ha contribuido a encarar la grave pandemia y han perdido buena parte de su tradicional sentimiento europeísta.
La decepción es tal que el 55% está de acuerdo en abandonar la Unión Europea e inclusive su moneda, el euro.
Las cifras resultan impresionantes en un país que ha sido uno de los fundadores e inspiradores de la Unión Europea desde su nacimiento y uno de sus defensores más convencidos.
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El gobierno liderado por el moderado Giuseppe Conte no ha tenido pelos en la lengua para acusar a sus socios europeos, especialmente a Alemania y Holanda, de "ceguera" ante la gravedad de la crisis al negarse a emitir un préstamo europeo común, los "coronabonos" o "eurobonds", que Italia pide.
Se calcula que la economía italiana, la tercera del continente, de desplomará en el 2020 tras el cierre total del país. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) el Producto Interno Bruto (PIB) caerá un 9,1% este año.
Por ello los eurobonos son considerados la fórmula para financiar la reactivación y recuperación de la economía italiana tras sufrir la peor crisis de su historia reciente después de la Segunda Guerra Mundial, con más de 22.000 muertes por el virus y la parálisis total de sus actividades.
La posición de Alemania y Holanda contra los "coronabonos" ha generado una oleada de indignación entre la población, inclusive por parte de las nuevas generaciones, lo que alimenta el sentimiento euroescéptico y nacionalista que propagan los partidos de extrema derecha italianos.
El reto de la Unión Europea
Para muchos observadores, la crisis podría terminar reavivando la imagen del Estado nación tan soñada por la ultraderecha y poner seriamente en cuestión el futuro de la Unión Europea y de sus instituciones.
"Sin Gran Bretaña, que ya salió, y sin Italia, la Unión Europea deja de existir", advirtió Giorgia Meloni, líder del ultraderechista partido Fratelli d'Italia, que ha crecido hasta el 13,5% en el último mes.
La falta de coordinación, de unión, de ideas por parte de la Unión Europea resulta la ocasión de oro para el ultraderechista y xenófobo líder de la Liga, Matteo Salvini, ex ministro del Interior, cuya estrella palideció desde su partida del gobierno en agosto de 2019.
Pese a estar aún entre los líderes más populares del país, Salvini ha perdido puntos por sus cambios repentinos de posición ante la emergencia sanitaria que azota sobre todo a las regiones más industrializadas y su gran bastión electoral.
Por ello, como líder de la oposición, se ha lanzado en una batalla para que el gobierno no acepte las condiciones que ofrecen los países del norte de la Unión Europea, las cuales serán debatidas la próxima semana en una reunión crucial.
Salvini presiona a favor de la creación de eurobonos y contra el llamado "Mecanismo Europeo de Estabilidad", un fondo especial de ayuda que ya existe --y al que Italia aporta cifras consistentes--, lo que para algunos pondría al país en una posición humillante, como si la crisis desatada por la pandemia fuera un asunto local.
El tema divide inclusive a las fuerzas de la coalición de gobierno, el Partido Democrático (izquierda) y el Movimiento 5 Estrellas (antisistema).
"La percepción es que la UE ha ayudado poco o nada a Italia. Si no llega dinero, la gente va a comenzar a tener serias dificultades económicas, entonces sí que se va a desatar la ira de un entero país", advirtió Giovanni Orsina, profesor de la Universidad Luiss en Roma.
“Hay que evitar que Salvini y Meloni soplen sobre el incendio (...) que la situación se vuelva difícil, con personas que salen a manifestar por las calles o a robar en los supermercados”, advierte el profesor.