Washington. EFE. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, dijo ayer que su partido no dará al presidente Barack Obama un “cheque en blanco” para afrontar la crisis migratoria en la frontera , en alusión a la petición al Congreso de $3.700 millones para el problema.
“Este es un problema que el propio presidente ha generado. Lleva cinco años y medio siendo presidente. ¿Cuándo va a asumir responsabilidad por algo?”, dijo un visiblemente frustrado Boehner en su conferencia de prensa semanal.
“Les diré esto: no vamos a darle al presidente un cheque en blanco. Más allá de eso, estamos esperando más conversaciones con los miembros (del Partido Republicano) antes de tomar decisión alguna”, indicó.
Boehner se refirió así a la petición formulada el martes por Obama al Congreso para que aprueben $3.700 millones más para aumentar la vigilancia en la frontera y ampliar los recursos en los centros donde se detiene a los menores centroamericanos que llegan en cantidades masivas.
También el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, denunció en el pleno de la Cámara Alta que Obama “parece estar pidiendo un cheque en blanco” y que su partido quiere asegurarse de conseguir “las herramientas correctas” para arreglar el problema en la frontera con México.
Trabajar juntos. El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmó que Obama está “dispuesto a trabajar con los republicanos” sobre la propuesta e instó a ese partido a dejar los “juegos políticos” y aprobarla “si de verdad están interesados en solucionar el problema”.
Pese a sus críticas a Obama, Boehner afirmó que cree que “la Cámara de Representantes debería actuar este mes” para hacer frente a la crisis fronteriza, y que el Comité de Gastos y el grupo de trabajo creado en el Congreso para lidiar con el asunto de los niños inmigrantes “están evaluando opciones” para ello.
Boehner aseguró además que apoya la posibilidad de modificar una ley del 2008 para que los niños centroamericanos que llegan al país puedan ser deportados con la misma rapidez que los que proceden de México.
“Dejaremos que el grupo de trabajo decida los detalles, pero creo que todos estamos de acuerdo en que, claramente, nos gustaría que el lenguaje fuera más parecido al que tenemos con México en el caso de países no contiguos, cuya gente estamos obligados a retener” en el país, señaló el líder republicano.
Esa ley del 2008 exige que la Patrulla Fronteriza entregue al Departamento de Salud a aquellos niños indocumentados que crucen el límite del país y cuya nación de origen no comparta frontera con EE. UU., en lugar de deportarlos de inmediato.
La posibilidad de modificarla para acelerar la deportación de los niños centroamericanos es una de las opciones que ha estudiado la Casa Blanca en las últimas semanas, pero ayer Earnest se limitó a indicar que el Gobierno está abierto a examinar cómo se puede aplicar esa ley de forma más eficiente.
El Gobierno estadounidense calcula que más de 57.000 niños han cruzado solos la frontera ilegalmente en los últimos diez meses, principalmente de Centroamérica y México, además de más de 39.000 adultos.