El sacerdote nicaragüense, Harvin Padilla, opositor al régimen Ortega Murillo, logró salir de la parroquia San Juan Bautista, en Masaya, luego de permanecer asediado durante al menos 10 días bajo estricta vigilancia policial.
De acuerdo con la Voz de América, el sacerdote denunció la intimidación policial y paramilitar a las afueras de su parroquia desde el 15 de mayo, pero el martes anterior logró salir protegido por otros curas. De momento se desconoce su paradero.
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Según el padre, para su acorralamiento, el Gobierno de Daniel Ortega desplegó al menos a 30 policías alrededor de la propiedad. Según vecinos “instalaron retenes en cada esquina y pidieron no acercarse al templo”.
Al notar la presencia policial sin motivo, Padilla denunció una detención ilegal, pues según comentó, los policías no lo dejaban salir del edificio. “Fíjense bien que me tienen aquí y los guardias dicen que si yo pongo un pie afuera pues me llevan. Entonces, ¿cómo voy a salir yo de acá?”, comentó durante su retención a la Voz de América.
El cura, de 54 años, padece hipertensión y aseguró que no lo dejaban acceder a alimentos ni a medicinas. “Estoy escaso ya de alimentos y un poco tenso yo creo que es normal por la situación de encerramiento y porque no estoy ejerciendo mi labor pastoral”, comentó mientras estaba privado de libertad.
Asimismo, denunció que el régimen Ortega Murillo le impuso “parroquia por cárcel”.
La persecución al religioso se originó tras un audio que un medio afín al Gobierno nicaragüense filtró en el 2018, donde supuestamente se escuchaba al cura ordenar el asesinato de un policía, que murió en las manifestaciones antigubernamentales de ese año.
El sacerdote fue denunciado ante el Ministerio Público por dos ciudadanos, quienes alegaban “incitación al odio”. Sin embargo, Padilla responsabilizó de los hechos a Ortega y a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo. “Utilizan un audio que ellos mismos realizaron en mi contra”, aseveró.
El asecho a los sacerdotes en Nicaragua también tomó fuerza luego de las manifestaciones —que según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dejaron 328 muertos— cuando los templos católicos abrieron sus puertas para refugiar a los estudiantes y ciudadanos que protestaban. Desde entonces, el régimen Ortega Murillo califica a los obispos y sacerdotes de “terroristas y golpistas”.
“Los mayores culpables son ellos (...) y no pueden salir del Carmen (Casa Presidencial), porque saben muy bien que un pueblo los reprocha y les señala sus propios pecados, sus propios delitos, los asesinatos que ocurrieron en el 2018, lo primero que hacen es buscar chivos expiatorios para acusarlos”, manifestó Padilla al medio con sede en Washington.
“Espero que el Gobierno recapacite, porque está dando ‘patadas de ahogado’ contra sus hermanos nicaragüenses, quienes no les hemos hecho ningún daño”, destacó el cura antes de salir de la parroquia.
Desde la capital estadounidense, Arturo McFields, exembajador de Nicaragua en la Organización de los Estados Americanos (OEA), expresó su apoyo a Padilla. “No conozco personalmente al padre Padilla, pero admiro su coraje y valentía. Es un gigante de la fe que armado con una Biblia enfrenta a la dictadura más feroz de América Latina”, tuiteó MacFields este jueves.
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Otras retenciones a sacerdotes
La retención de Padilla no es la primera que ordena el régimen Ortega Murillo hacia un cura. En noviembre del 2019, el padre Edwing Román, de la parroquia San Miguel de Arcángel, en Masaya, celebró una misa en honor a los presos políticos, junto a sus familiares.
Durante la eucaristía se cortó la electricidad, el agua y el internet en el templo. Luego, la Policía Nacional desplegó un contingente que mantuvo encerrados al sacerdote y a los familiares de los presos políticos por nueve días.
Las autoridades no permitieron que los allegados entregaran a los retenidos alimentos, agua, o productos de higiene personal.
Según la Voz de América, esta semana, al menos tres curas sufrieron hostigamientos y amenazas de la Policía. El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, salió el lunes de la parroquia Santo Cristo, en Managua, donde permanecía desde la noche el jueves, también bajo custodia policial.
No conozco personalmente al Padre Padilla, pero admiro su coraje y valentía. Es un gigante de la fe que armado con una Biblia enfrenta a la dictadura más feroz de América Latina. Ortega Murillo lo amenazan con destierro y el Papa Francisco le ha otorgado su silencio. #Nicaragua
— Arturo McFields Yescas (@ArturoMcfields) May 26, 2022