Coplay, EE. UU. En Pensilvania, dedicados militantes demócratas arriesgan roces con republicanos y batallan contra la indiferencia de los abstencionistas y el miedo al coronavirus, en un último esfuerzo para conquistar votos en un estado crucial que puede conducir a Joe Biden a la Casa Blanca.
"Es la hora de la verdad. Estamos haciendo todo lo que podemos", dice Juniper Leifer, de 43 años, desafiando la lluvia torrencial junto a otras dos activistas mientras llaman puerta a puerta para conquistar a votantes indecisos.
Leifer y sus amigas, Heather Lipkin y Jamie Saye, recorren las calles de Coplay, un pequeño poblado del valle de Lehigh, en el corazón del histórico cinturón de óxido del este de Pensilvania.
El valle de Lehigh es una región que puede definir las elecciones en este estado, donde el presidente Donald Trump ganó por apenas 44.000 votos en el 2016, y que es enormemente importante ahora también para su carrera a la reelección.
Pensilvania aporta 20 votos electorales, que pueden ser muy importantes para que Biden logre al menos los 270 que se requieren para ser declarado ganador.
Trump ganó en uno de los condados del valle hace cuatro años, mientras su rival demócrata, Hillary Clinton, conquistó el otro, lo cual tornó al valle más “violeta” que rojo republicano o azul demócrata.
“Estamos divididos bastante por igual entre demócratas y republicanos”, expresa Lipkin, de 47 años. “Los márgenes son delgados como una hoja de afeitar, así que cada voto cuenta”.
Ambos candidatos presidenciales tienen como blanco esta zona históricamente industrial, donde plantas siderúrgicas en desuso y hornos de cemento aún pueblan el paisaje.
Trump celebró un mitin en Allentown el lunes, mientras el esposo de la candidata demócrata a la vicepresidencia, Kamala Harris, se reunió allí con seguidores el miércoles.
Con tarjetas con las palabras “Biden-Harris 2020” y cubrebocas, Leifer, Lipkin y Saye recorren el barrio con una lista de 97 puertas a las que planean golpear.
Puerta por puerta
La lista tiene el nombre y edad de los habitantes de cada casa, así como en qué partido están registrados. Según la lista algunos no tienen filiación política. ¿Podrán convencerlos?
Una de las primeras puertas en abrirse muestra a un votante independiente que asegura que se inclinará por Biden. Las mujeres vitorean, pero los ánimos caen luego, cuando se topan con algunos votantes de Trump.
"Ha hecho un gran trabajo con la economía. Todo estaba en su mejor momento antes del coronavirus", dice Mark Hartman, de 40 años, quien culpa al gobernador demócrata de Pensilvania por el cierre de su bar en el pico de la pandemia.
Las militantes se encuentran también con Christine Vargas, de 28 años, quien indica que votará por Jo Jorgensen del pequeño Partido Libertario. “Tanto Trump como Biden son horribles”, afirma.
El trío se mueve rápidamente, y fracasa en convencer a una pareja de residentes que asegura que votar no tiene sentido.
"Esa es la cosa más decepcionante", comenta Leifer.
La pandemia ha reducido al mínimo la militancia puerta a puerta en Estados Unidos, que fue reemplazada en gran parte por llamadas telefónicas.
Las tres activistas cuelgan panfletos en los picaportes de las puertas de hogares de personas de más de 70 años, en vez de golpear y ponerlos en riesgo.
“Mucha gente no abre la puerta por la covid”, dice Lipkin. “No hablamos con tanta gente (como antes), pero todavía seguimos activos”.
El objetivo de las mujeres es asegurarse de que todos los demócratas registrados vayan a votar y que sepan cómo y dónde hacerlo, en medio de la confusión del voto anticipado y por correo.
Pero también buscan influenciar a votantes que en los últimos comicios votaron por Trump sobre todo porque no les gustaba Clinton.
Los demócratas de esta región esperan que las raíces de Biden en Scranton, Pensilvania, donde creció, tengan eco en la clase blanca trabajadora del valle Lehigh.
“Estamos tratando de persuadir a personas que son quizás republicanos moderados”, manifiesta Saye, de 48 años.
Trump llegó a la Casa Blanca gracias al impulso de votantes indecisos que se inclinaron por él a último momento y en gran número en estados cruciales para la elección como Pensilvania, Wisconsin y Michigan.
Los expertos afirman que se benefició de ser el candidato outsider tras ocho años de gobierno del demócrata Barack Obama, pero ahora pelea para asegurarse una nueva victoria en estos estados.
“El grupo de votantes indecisos es más pequeño que hace cuatro años, y las posibilidades de que este grupo se incline tan fuertemente por el presidente parecen más bajas”, considera Christopher Borick, profesor de Ciencias Políticas en el Muhlenberg College de Allentown.
A una corta distancia, en las oficinas del Partido Republicano del condado de Lehigh County, el activista Wyatt Monte Paden confía en que "una mayoría silenciosa" que no confiesa votar por Trump lo reelija.
“Esta es una zona de gente trabajadora. Durante tanto tiempo la gente aquí se sintió explotada por políticos del establishment. Trump fue realmente el primero en hablarles directamente”, comenta.
Los últimos sondeos de intención de voto colocan a Biden varios puntos por delante de Trump a nivel nacional y en Pensilvania.
Pero en Coplay, los activistas demócratas no dan nada por sentado, aún heridos por la derrota que sufrieron en el 2016.
“Soy prudentemente optimista”, señala Lipkin. “Pero sigo golpeando puerta a puerta como si estuviésemos detrás”.