Atlanta, EE. UU. Vecinos y voluntarios distribuyen agua y bocadillos a los votantes enmascarados que esperan pacientemente su turno bajo el rayo del sol en Smyrna, un coqueto suburbio de Atlanta.
Las elecciones presidenciales de Estados Unidos tendrán lugar el 3 de noviembre y, sin embargo, esta mañana aquí ya parece una gran jornada electoral.
Enclavada en el sur conservador del país, Georgia no ha votado mayoritariamente por un candidato demócrata a la Casa Blanca desde 1992. Pero Joe Biden, de 77 años, se acerca en las encuestas de intención de voto al presidente republicano, Donald Trump, de 74.
Y los demócratas empiezan a soñar.
Casi el 40% de los votantes de Georgia ya han sufragado en esta convocatoria, en la que también se renuevan autoridades locales y congresistas.
Y dos candidatos demócratas tienen posibilidades de reemplazar a los senadores republicanos que representan a este estado en Washington. Sus victorias podrían ayudar a inclinar la mayoría en la Cámara Alta.
Jamal y Michelle Jenkins vinieron con su bebé Asia, que su papá carga en un canguro. Hace 40 minutos que esperan en la cola.
Votantes decididos
“Sí, estoy clara en mi decisión”, dice Michelle, de 33 años, esbozando una sonrisa que, dada su mascarilla, se revela en sus ojos. Ella y su esposo, de 31 años, ambos afroestadounidenses, votarán por Biden.
Durante 40 años, el condado de Cobb ha votado a los republicanos hasta que en el 2016 se decantó por Hillary Clinton.
Atlanta es la "capital negra", continúa Jamal Jenkins, sobre la ciudad que vio nacer a Martin Luther King. "Estamos tratando de movilizarnos para hacernos escuchar".
Con un habitante afroestadounidense de cada tres y una población cada vez más joven, diversa y titulada en el área de Atlanta, Georgia (10,6 millones de habitantes) tiene esta vez “muy pocos votantes indecisos”, solo el 4%, explica Trey Hood, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Georgia.
"Para los partidos, se trata por tanto realmente de lograr movilizar más que de persuadir".
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Trump protagonizó un gran mitin en Macon, al sur de Atlanta, a mediados de octubre, y en setiembre ya había venido a presentar un programa de ayuda empresarial para afroestadounidenses.
Biden, por su parte, visitará el Peach State este martes y su compañera de fórmula, Kamala Harris, la primera candidata negra a la vicepresidencia, estuvo aquí el viernes.
“¡Cuando votamos, ganamos!”, expresó ella frente a un grupo de residentes, en su mayoría personas negras.
“El cambio demográfico de las últimas décadas” explica en parte este reñido duelo entre Trump y Biden, analiza Trey Hood. “Pero otra parte viene de la motivación real entre los demócratas para votar en contra de Trump”.
Justo delante de los Jenkins, Ashley Dawson asiente mientras los escucha.
Nacida en una familia republicana, esta joven blanca de 26 años no votó en el 2016. Esta vez, es Joe Biden “¡100%!”, afirma.
Los cuatro años en el cargo de Trump la pusieron “enferma”, manifiesta esta periodista, preocupada por su futuro “como mujer”. Pero más que al exvicepresidente, quiere a Kamala Harris, confiesa.
Batalla por el Senado
Frente a docenas de simpatizantes con tapabocas de “Biden-Harris”, los dos candidatos demócratas al Senado, Jon Ossoff y el pastor Raphael Warnock, se transforman en estrellas sobre un pequeño escenario instalado en un parque en el noreste de Atlanta.
"Este es un momento extraordinario en la historia de Georgia", dice Warnock, quien predica en la misma iglesia bautista de Ebenezer en que lo hacía Martin Luther King.
“En estos tiempos de profundas divisiones en nuestro país, mientras los dirigentes electos propagan el odio, lo que está sucediendo en Georgia representa esta nueva coalición emergente de conciencias, multirracial y multigeneracional, necesaria para lograr un verdadero cambio”, asevera.
Pero el presidente republicano también está tratando de convencer a los votantes negros.
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“No creo que Donald Trump sea racista”, señala Vernon Jones, un afroestadounidense demócrata electo en la asamblea legislativa de Georgia, quien, tal como lo hizo en el 2016, votó esta esta vez por el multimillonario.
El polémico legislador local afirma darle prioridad al país antes que a su partido.
Trump “dio trabajo a hombres negros, les permitió iniciar sus negocios y sacó a muchos de prisión”, indica frente a la cúpula dorada del Capitolio de Atlanta.
Pero si quiere vencer a Biden, tomando en cuenta los sondeos nacionales, Trump también debe movilizarse más allá de su base del 2016.
Al salir de un colegio electoral en el condado de Gwinnett, que, como el de Cobb, viró hacia los demócratas en el 2016, Ken Miller explica que votó a los 47 años por “primera vez” en su vida.
“Voté a Trump porque odio a los políticos”, puntualiza tras su mascarilla este votante blanco, que trabaja en el sector de los seguros de salud. “Él ha sido el primero que ha hecho promesas y las ha cumplido”.
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