Washington. Con las campañas para las elecciones de medio mandato en su recta final, los estadounidenses podrían enfrentar una avalancha de desinformación sobre los resultados. Tendencias recientes sugieren que un supuesto fraude electoral será uno de los grandes temas.
Reclamos de juego sucio, pese a que repetidamente se erradicaron desde la elección presidencial del 2020, intrigan las mentes de los votantes.
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Cerca del 40% de los republicanos y una cuarta parte de los demócratas culparía al fraude si su partido no gana el control del Congreso el 8 de noviembre, según una encuesta reciente de Axios-Ipsos.
Un gran panorama, con las redes sociales usadas como armas políticas y potencialmente también por actores extranjeros, supone un riesgo continuo para la democracia en Estados Unidos.
“Habrá un continuo esfuerzo por minar la confianza en el sistema”, advirtió Larry Norden, director del Programa de Elecciones y Gobierno en el Centro Brennan para la Justicia, un centro de estudios de corte liberal, citando las “mentiras alrededor de la elección” como su principal temor.
Reclamos falsos y engañosos están proliferando. En Colorado, sitios de internet partidistas malinterpretaron el error de una base de datos como un esfuerzo coordinado de los demócratas para que los ciudadanos no voten.
Publicaciones en redes sociales en Alaska y Ohio engañaron a algunos votantes para hacerles creer que los votos enviados por correo sin la estampilla adecuada no se contarían.
Funcionarios electorales en todo el país crearon páginas web como preparación para el torrente de desinformación. Pese a que las teorías de la conspiración se vienen rebatiendo desde hace dos años y a que el expresidente Donald Trump y sus aliados perdieron decenas de casos en la corte, los expertos dicen que las creencias partidistas se mantienen incólumes.
“Tenemos a una porción del público estadounidense que no cree en la legitimidad de las elecciones del 2020, a pesar de toda la extensa evidencia”, comentó Jen Easterly, directora de la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA), durante una conferencia de prensa este mes.
Con los votantes cada vez más volcados hacia las redes sociales para actualizarse, los expertos recomiendan tomar con extrema precaución los alegatos de fraude electoral.
“De hecho, nuestro sistema electoral es muy seguro”, aseguró Rick Hasen, profesor de derecho y experto en fraude de la Universidad de California-Los Angeles (UCLA). “El voto fraudulento tiende a ser pequeño y aislado”.
El fraude es inusual
La elección presidencial del 2020 fue la más segura en la historia de Estados Unidos, según la CISA. Los litigios, auditorías y recuentos respaldan esa afirmación, contradiciendo los repetidos reclamos de Trump sobre un supuesto robo de votos a favor de Joe Biden.
“Ninguno de los cargos de fraude generalizado han resultado ser ciertos”, recordó Charles Stewart, director del Laboratorio Electoral del Instituto Tecnológico de Massachusetts, e indicó, sin embargo, que “esto no es lo mismo que decir que no hubo fraude”.
Tras la última elección general se detectaron casos aislados. Sin embargo, de los 65 millones de votos anticipados enviados por correo en el 2020, hubo 12 condenas por fraude, indicó la base de datos del centro de estudios conservador Heritage Foundation.
Estudios recopilados por el Centro Brennan, que revisó casos de fraude antes del 2020, también encontró que las faltas electorales no son comunes. Los estadounidenses tienen más probabilidades de ser impactados por un rayo que de hacerse pasar por otro en las urnas, informó el instituto.
“Cuando el fraude ocurre en las elecciones, es más probable que ocurra en dimensiones pequeñas y sobre elecciones locales sobre las cuales no se presta mucha atención”, dijo Stewart. “Los alegatos de fraude para las grandes elecciones son particularmente inusuales”.
Los estadounidenses que cometen este tipo de delitos se enfrentan a penas severas. Los condenados por cargos relacionados con la elección del 2020 fueron multados con miles de dólares y algunos fueron enviados a la cárcel.
“Los votantes deberían revisar las fuentes oficiales de información, a los expertos y a quienes en la prensa se especializan en asuntos electorales, para darse cuenta cuándo los reclamos de fraude electoral son legítimos y cuándo son solo patrañas”, explicó Hasen de la UCLA.
Votos son verificados
Los reclamos de gente fallecida que vota y videos que muestran faltas en la votación alcanzaron enormes audiencias en el 2020. Sin embargo, hay numerosos mecanismos para prevenir la manipulación del voto presencial o por correo.
Funcionarios electorales verificaron la elegibilidad e identidad de los votantes que piden voto ausente (por correo) mediante el uso de técnicas como el cotejo de firmas. Además, implementaron varias medidas de seguridad, incluyendo sellos antimanipulación y candados para proteger las urnas.
Una vez que los votos son informados, hay “protocolos en el lugar para asegurar la cadena de custodia”, recordó Stewart. “En cada paso del proceso, funcionarios electorales registran cuántos votos tienen, quiénes los transportan (y) el número se coteja en cada sitio donde son eliminados o intercambiados”.