Santiago. Este domingo es un día vital para los chilenos, quienes decidirán si continúan el proceso de cambios sociales que reclamaron en las calles y que derivó en un proceso constitucional o si lo frenan rechazando la reforma de Carta Magna que algunos consideran muy progresista.
La opción del “Rechazo” lidera las encuestas sin excepciones y con consistencia desde hace más de un mes, pero la campaña del “Apruebo” ha movilizado multitudes, sobre todo en Santiago, alimentando la ilusión de un triunfo.
Los actos de cierre de campaña la noche del jueves en la capital de este país, de casi 20 millones de habitantes, dieron dos fotos muy diferentes que contrastan con los pronósticos. La fiesta callejera del “Apruebo” convocó entre 250.000 y 500.000 personas, según los organizadores, mientras el acto de cierre del “Rechazo” consistió en una actividad de no más de 400 personas en un anfiteatro sobre un cerro con vista a Santiago.
“Se confirma lo que se ve en las encuestas, de que la ventaja del ‘Apruebo’ en Santiago va a ser muy importante sobre el ‘Rechazo’, pero eso no significa que el ‘Apruebo’ vaya a ganar (pues) tiene mucha desventaja en el sur y en norte del país”, zonas que sufren de violencia e inseguridad, explicó la socióloga Marta Lagos, fundadora de la encuestadora Mori.
Mientras en el sur hay conflictos sobre tierras que reclaman grupos de indígenas Mapuche, en el norte se produce un incesante ingreso de inmigrantes sin papeles que viven en las calles y que ha generado la aparición de mafias de traficantes de personas y delitos violentos.
“Por acá la gente va más por el rechazo (...), creen que es el mejor camino, porque tienen miedo a los cambios. Tienen para comer, tienen trabajo y piensan que eso lo van a perder”, dijo a la AFP Alfredo Tolosa, un trabajador de 47 años de una maderera en Tucapel, una localidad de 13.000 habitantes en la región del Biobío (sur).
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‘Apruebo’ es joven
Este domingo, por primera vez en más de una década, la concurrencia a las urnas será obligatoria so pena de una multa máxima de 180.000 pesos (unos $200). Eso, junto con la participación de los jóvenes, podría inclinar la balanza entre los más de 15 millones de electores.
El multitudinario acto de cierre del “‘Apruebo’ confirmó que van a votar muchos jóvenes, especialmente en la región Metropolitana, y ellos favorecen al Apruebo”, afirmó Lagos.
Expertos esperan la participación de más de 11 millones de personas, muy por encima de los 8,3 millones que votaron en diciembre, cuando el izquierdista Gabriel Boric ganó la elección presidencial, en lo que ya se anticipa como una “revolución participativa”.
En el extremo norte del país, en la ciudad de Arica, “las nuevas generaciones están más por el ‘Apruebo’ y quieren cambios; si tuvieran la posibilidad de modificar el mundo lo van a hacer, la diferencia es generacional”, estimó Aníbal González, 55 años, dueño de un criadero de cerdos.
Lagos coincidió con varios observadores internacionales que catalogan al proyecto de reforma constitucional de “muy progresista”. “Es muy mileniall una parte de la Constitución y esos valores no son la demanda de la parte más tradicional de la sociedad chilena”, sostuvo la socióloga.
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Impulso del ‘Rechazo’
El texto de 178 páginas consagra un “Estado social de derechos”, en respuesta a reclamos expresados en las masivas manifestaciones sociales de octubre del 2019. El proyecto destina la plurinacionalidad indígena, mantiene la economía de mercado y establece un nuevo catálogo de derechos sociales en salud, educación y pensiones, con un marcado énfasis medioambiental y de protección de nuevos derechos.
Uno de los principales cuestionamientos que hacen los detractores del proyecto de nueva Constitución radica en el desempeño de los integrantes de la convención que redactó el texto, elegidos por voto popular con paridad de género y con 17 escaños indígenas, señaló el politólogo Marcelo Mella, académico de la Universidad de Santiago.
“Demasiados grupos o bloques políticos dentro de la Convención se dieron gustos que son contraproducentes hoy día, de llegar con sus pliego de peticiones con contenidos específicos y reivindicaciones específicas sin entender que el texto debía ser votado en el plebiscito de salida”, afirmó Mella.
Pero cualquiera sea el resultado, los sondeos dan cuenta de un amplio consenso político y ciudadano para operar cambios tanto si se impone el nuevo texto o como si se lo rechaza, pues lo que se busca es enterrar la constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973–1990).