Washington. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha consultado con sus asesores sobre la posibilidad de que Estados Unidos adquiera Groenlandia, según publicó el diario The Wall Street Journal.
Trump se ha manifestado interesado en el inmenso territorio autónomo danés -cubierto principalmente por hielo-, preguntando a sus consejeros si es posible que Estados Unidos lo adquiera, dijo el jueves el rotativo, citando a personas que conocen esas deliberaciones.
El mandatario tiene curiosidad sobre los recursos naturales y la relevancia geopolítica del área, indicó el periódico.
Groenlandia es una región autónoma de Dinamarca, que colonizó la isla de dos millones de kilómetros cuadrados en el siglo 18, y es hogar para unas 57.000 personas, la mayoría perteneciente a la comunidad inuit.
La Casa Blanca no emitió ningún comunicado oficial y la Embajada danesa en Washington no respondió inmediatamente a una solicitud de un comentario de la AFP.
Quienes sí respondieron fueron las autoridades groenlandesas. “Groenlandia es rico en recursos valiosos (...) Estamos abiertos a los negocios, no a la venta”, respondió este viernes en Twitter el Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla.
El despacho de la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, no quiso emitir comentario por el momento.
“Debe de ser una broma”, tuiteó por su parte el ex jefe del gobierno danés Lars Løkke Rasmussen, del Partido Liberal.
Algunos asesores de Trump creen que adquirir Groenlandia podría ser beneficioso para Estados Unidos, mientras que otros consideran que la idea es una “fascinación efímera” del presidente, señaló The Wall Street Journal.
Otros fuera del Gobierno estadounidense dicen que el interés de Trump podría deberse a un deseo por cementar su legado, según el diario, mientras que sus asesores discutían sobre el potencial para la investigación y una mayor influencia militar de Estados Unidos.
La base aérea estadounidense Thule Air Base ha estado en Groenlandia durante décadas.
Un 85% de Groenlandia está cubierto con una franja de hielo de 3 kilómetros de grosor que contiene 10% de las reservas de agua dulce del planeta.
Pero la mayor isla del mundo ha sufrido los efectos del cambio climático, según los científicos, y se ha convertido en un gigantesco bloque de hielo en proceso de derretirse, amenazando con inundar las zonas costeras del planeta algún día.
En julio, 12.000 millones de toneladas de hielo de Groenlandia se hundieron en el mar, un nivel sin precedentes.
Trump, quien en el 2017 retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París, se espera que visita Copenhagen en setiembre.
No es la primera vez que el presidente expresa interés en propiedades en otros países: en una ocasión dijo que las "playas fantásticas" de Corea del Norte serían el lugar ideal para unos bloques de apartamentos.
Expansión por compras
La compra de territorios no es novedad en la historia de Estados Unidos.
En 1803, Francia vendió al país norteamericano los territorios de Luisiana, una extensión de 2.144 476 km², mucho más grande que el estado que lleva ese nombre.
Más adelante, en 1867, compró Alaska a la Rusia zarista por $7,2 millones, que a valor presente representan poco más de $100 millones. La transacción fue objeto de burlas por parte de quienes la consideraban un disparate, pero a la postre demostró que no solo incorporó algo más de 1,5 millones de km², sino un territorio rico en recursos naturales como petróleo y pesca.
A finales del siglo XIX, y en tres ocasiones, Washington propuso a España comprarle la isla de Cuba, que como Alaska y Groenlandia tienen una posición estratégica. Madrid siempre rechazó las propuestas.
La hipotética adquisición de Groenlandia se menciona en momentos cuando las grandes potencias, entre ellas China, Rusia y Estados Unidos, no ocultan su interés por ampliar y consolidar su acceso al océano glacial Ártico, donde el petróleo, el gas y la pesca son parte de los recursos naturales muy apetecidos.
Además, el calentamiento del planeta, por efecto del cambio climático, hace factible ahora la apertura de rutas de navegación, gracias al deshielo, con potenciales beneficios para el comercio internacional y la movilización militar.