Londres. Los políticos británicos optaron por prolongar el estancamiento en torno al brexit.
Después de varias semanas de impasse político, el Parlamento votó el jueves a favor de intentar postergar la salida del país de la Unión Europea (UE), una medida que posiblemente evite un caótico divorcio en la fecha programada del 29 de marzo.
A 15 días de que se cumpla el plazo para el brexit y sin un acuerdo de divorcio aprobado, la Cámara de los Comunes votó 413-202 a favor de solicitarle a la Unión Europea que posponga la salida del Reino Unido al menos hasta el 30 de junio.
La votación le da a la primera ministra Theresa May un poco de espacio para maniobrar, pero sigue siendo humillante para una líder que ha pasado dos años diciéndoles a los británicos que dejarían la UE el 29 de marzo.
May indicó la víspera que la prórroga podía ser de dos tipos: corta o larga.La primera sería de tres meses para ultimar los preparativos de la salida, si los legisladores optan finalmente por aprobar su acuerdo de divorcio en una tercera votación, organizada probablemente el próximo martes, pese a que los anteriores rechazos fueron masivos.
Pero buscando poner entre la espada y la pared a los euroescépticos deseosos de abandonar la UE pero reacios a hacerlo con sus condiciones, advirtió de que el aplazamiento podría ser “más largo”, si el texto vuelve a ser rechazado como ya ocurrió en enero y esta misma semana.
La premier no precisó la duración en caso de rechazo pero, si el aplazamiento va más allá del 30 de junio, Reino Unido tendría que participar en las elecciones europeas de mayo y elegir a sus nuevos eurodiputados para la legislatura que comenzará en julio.
La UE tiene el poder de aprobar o rechazar la ampliación y ha dado indicios de que solo permitiría la postergación en caso de que Londres apruebe un acuerdo de divorcio o realice un cambio fundamental en su postura en torno al brexit.
En una ironía histórica, casi tres años después de que el Reino Unido votó para salir de la Unión Europea, su futuro está nuevamente en manos del bloque.
Es posible que May solicite a los líderes europeos una prórroga durante la cumbre del bloque que tendrá lugar el 21 y 22 de marzo en Bruselas.
La Comisión Europea dijo que el bloque considerará cualquier solicitud “tomando en cuenta los motivos y la duración de una posible extensión”.
Camino empedrado
May se vio obligada a considerar una postergación del brexit después de que los legisladores rechazaron en dos ocasiones su acuerdo de divorcio y también descartaron, en principio, salir de la UE sin un pacto.
Retirarse sin acuerdo significaría enormes perturbaciones para las compañías y personas en el Reino Unido y las otras 27 naciones.
Por ley, el Reino Unido dejará la Unión Europea el 29 de marzo, con acuerdo o sin él, a menos que se cancele el brexit o se asegure una postergación.
El jueves pudo ser peor para May. Los legisladores rechazaron un intento para despojarla del control sobre la agenda del brexit. Derrotaron por el menor de los márgenes — 314-312 — un intento opositor para permitir que el Parlamento eligiera una alternativa al acuerdo de divorcio rechazado de May y obligar al gobierno a negociarlo con la Unión Europea.
Los legisladores también votaron en contra de realizar un segundo referendo sobre la permanencia del país en la Unión Europea, al menos por ahora.
Con una contundente votación de 334-85, los legisladores rechazaron una moción para convocar a una nueva votación sobre el brexit.
Los simpatizantes de otro referendo se encuentran divididos sobre si es el momento adecuado para presionar por una segunda consulta sobre el asunto. La votación el jueves no impide que los legisladores vuelvan a intentar más adelante obtener el respaldo del Parlamento para un nuevo referendo.
A pesar de los desaires y el caos político que han socavado su autoridad, May ha indicado que intentará por tercera ocasión obtener el apoyo para su acuerdo de salida.
Buscará persuadir a los miembros a favor del brexit en su propio partido y en su aliado político de Irlanda del Norte, el Partido Unionista Democrático, que teme que el acuerdo mantenga al Reino Unido demasiado ligado al bloque.