Berlín. Treinta y dos días después de haber sido hospitalizado en Berlín en coma inducido y en un estado grave por un envenenamiento, el dirigente opositor ruso Alexéi Navalni recibió el alta médica el martes y podría plantearse el regreso a su país.
"El estado de salud del paciente mejoró tanto que pudieron interrumpirse los cuidados intensivos", dijo el miércoles en un comunicado el hospital de la Charité de Berlín, donde estuvo internado.
"Viendo la evolución del tratamiento hasta ahora y del estado actual del paciente, los doctores consideran que es posible un restablecimiento completo", agregó el hospital berlinés.
Tras el anuncio del alta médica, el Kremlin afirmó que el opositor era "libre" de volver a Rusia, "como cualquier ciudadano ruso".
El principal opositor al Kremlin, de 44 años, publicó este miércoles una imagen de él en Instagram, sentado en un banco. Se le ve más delgado y demacrado, mirando impasible el objetivo.
En otro mensaje, anunció que le espera una larga rehabilitación antes de recuperar una vida normal. Deberá hacer mucho ejercicio para “aguantarse con una pierna. Recuperar totalmente el control de mis dedos. Mantener el equilibrio”, afirmó.
No se tienen detalles sobre el lugar donde Nalvani sigue convaleciendo, pero el detractor del gobierno ruso podría volver a su país próximamente. Su portavoz dijo en estos días que nunca había pensado en no regresar.
En el comunicado, los médicos explicaron que no se puede saber con certeza las secuelas que tendrá Navalni “a largo plazo” debido a este envenenamiento grave.
Las relaciones entre Rusia y los países occidentales, especialmente con Alemania, se vieron enturbiadas por este asunto. A Rusia se le exigen explicaciones sobre lo ocurrido y responsables europeos mencionaron la posibilidad de considerar “todo tipo de sanciones” en caso contrario.
El opositor se sintió muy mal en un vuelo interno entre Siberia y Moscú, el 20 de agosto, y tras un aterrizaje de emergencia, fue internado en un hospital ruso antes de ser trasladado a Alemania, por deseo de su familia.
Varios laboratorios especializados en Alemania, Francia y Suecia determinaron que Navalni había sido víctima de un envenenamiento con una sustancia neurotóxica de tipo Novichok, concebida en la época soviética para fines militares, algo que las autoridades de Moscú refutan.
Los allegados de Navalni dicen que se encontraron restos de Novichok en una botella de agua recogida en su habitación de hotel en Siberia, donde estaba en campaña para apoyar a los candidatos opositores en las elecciones locales.
Desdén de Putin
A mediados de setiembre, en una entrevista con su homólogo francés, Emmanuel Macron, el presidente ruso, Vladimir Putin, describió al líder opositor con desprecio, según informó el diario Le Monde.
El mandatario dijo que Navalni había ya inventado problemas de salud y cometido actos ilegales en el pasado. Putin también justificó que no haya una investigación oficial en Rusia sobre lo ocurrido porque las autoridades de Berlín y París no comunicaron a Moscú los análisis realizados en sus laboratorios.
Además, el jefe de Estado ruso también mencionó otras pistas posibles, como la participación de Letonia, país donde reside el inventor del Novichok, y sugirió incluso que Navalni pudo ingerir él mismo el veneno por una razón desconocida.
El líder opositor, que desde hace años denuncia la presunta corrupción de las élites rusas, se refirió a estas acusaciones de Putin en su cuenta Instagram.
“Cociné el Novichok en la cocina, me lo tragué y entré en coma”, expresó. “Mi plan audaz era morir en un hospital de Omsk (Siberia) donde en la morgue, la autopsia habría concluido: ‘Causa de la muerte: ya vivió bastante’ (...) Pero no conseguí lo que quería, mi provocación falló”, agregó, irónico.
El lunes, Navalni reiteró que el Novichok había sido detectado en su organismo y sobre su cuerpo, y pidió a Moscú que le devolviera la ropa que llevaba puesta el día en que fue envenenado porque se trata de una “prueba vital”.