Milwaukee. Donald Trump dejó en claro el jueves cuál será su prioridad si vence en las elecciones presidenciales de Estados Unidos: terminar el muro en la frontera con México e iniciar un gran plan de deportación para los “asesinos” que llegan de Latinoamérica. Según el expresidente, Nayib Bukele envía criminales a la potencia mundial por su política de seguridad.
Trump aseguró que el crimen en Venezuela y El Salvador está cayendo, no gracias a sus gobernantes, sino porque están enviando a los criminales a Estados Unidos.
En El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele enfrenta a las pandillas, y en Venezuela, afirmó que la criminalidad está disminuyendo “porque están enviando a sus asesinos a los Estados Unidos de América”.
Ironizó sobre la posibilidad de celebrar una convención republicana en Caracas, insinuando que la ciudad ahora es segura debido a que los criminales ya no están presentes.
Recordó un incidente en Houston, donde el asesinato de una adolescente fue atribuido a dos migrantes venezolanos.
Sin mencionar nombres, Trump mencionó que “solía gustarle” un presidente conocido por ser un buen pastor de su país y transformar a los delincuentes.
Sin embargo, afirmó que este presidente “no es así, está enviando a sus delincuentes a Estados Unidos”.
Con la oreja aún vendada tras resultar herido en un intento de asesinato, el exgobernante cerró con su discurso la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, aceptando formalmente la nominación como candidato presidencial.
Sus primeras palabras fueron un llamado a la unidad. Aseguró que gobernaría para todos los estadounidenses y no solo para una parte. También pidió no criminalizar las diferencias de opiniones.
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En un momento conmovedor, guardó un minuto de silencio en honor a un bombero seguidor suyo, que murió durante el ataque que sufrió el sábado en Pensilvania. Afirmó que “Dios” estuvo de su lado, al evitar que él recibiera un disparo.
Luego enfocó toda su artillería en la crisis migratoria que atraviesa el país, con miles de extranjeros llegando de diversas latitudes, en busca de mejores condiciones de vida.
Volvió a su habitual descripción de Estados Unidos como una ruina apocalíptica que necesita ser salvada por él.
Terminar el muro para ‘detener la invasión migratoria’
Trump prometió acabar con esa crisis y terminar de levantar el muro en la frontera sur con México.
“Pondremos fin a la crisis de inmigración ilegal cerrando nuestra frontera y terminando el muro, la mayor parte del cual ya construí”, aseguró el exgobernante. “La invasión en nuestra frontera sur la vamos a detener y lo haremos rápido”, agregó.
“Vienen de todos los rincones del mundo, no solo de Sudamérica. De África, Asia, Oriente Medio (…) vienen de las cárceles y de instituciones mentales”, incluyendo terroristas, afirmó Trump, comparándolos con el antropófago Hannibal Lecter, personaje de “El silencio de los inocentes” (“El silencio de los corderos” en España).
“Vengan, pero vengan legales”, instó, y aseguró que la migración irregular está perjudicando a quienes llegan cumpliendo con la ley.
Responsabilizó al gobierno del demócrata Joe Biden de no hacer nada para detener esa “invasión” y reiteró que “la plataforma republicana promete lanzar la operación de deportación más grande en la historia del país”.
Persistente negación electoral
Volvió a repetir su falsa afirmación de que los demócratas hicieron trampa en su derrota ante Biden en las elecciones de 2020.
A pesar de estar envuelto en escándalos y enfrentar un proceso político por intentar anular los resultados electorales de 2020, así como 34 condenas por delitos graves en mayo durante un juicio penal en Nueva York, la popularidad de Trump sigue creciendo en las encuestas.
Ahora, con los republicanos unidos, se muestra optimista respecto a un posible y sorprendente regreso al poder. En un intento por contrarrestar las acusaciones que lo señalan como un líder autoritario, Trump insistió en que él es “el salvador de la democracia” y desestimó sus investigaciones criminales como una “caza de brujas”.
Además, prometió ampliar la extracción de petróleo bajo el lema “drill, baby, drill” (perfora, bebé, perfora) y poner fin al gran gasto de Biden en la lucha contra el cambio climático, al que calificó de “estafa”.
El aumento en la popularidad de Trump contrasta con la crisis que rodea a Biden, de 81 años, quien el jueves por la noche parecía estar cerca de ser presionado por su propio partido para retirarse y dejar paso a la vicepresidenta Kamala Harris u otro candidato.
Jason Miller, asesor principal de Trump, dijo a esta agencia que “nada cambia fundamentalmente” para Trump si Biden decide retirarse.
Fiesta familiar
La familia de Trump estuvo presente y su hijo Eric animó a la multitud al grito de “¡lucha, lucha, lucha!”, las palabras que Trump pronunció tras sobrevivir al ataque contra su vida, con el rostro ensangrentado y el puño en alto.
Melania, la esposa de Trump, quien estuvo notablemente ausente durante gran parte de la campaña, llegó entre aplausos pero optó por no hablar.
Esta semana, Trump designó al senador de derecha J.D. Vance, de Ohio, como su compañero de fórmula.
Vance, autor de 39 años del superventas “Hillbilly Elegy”, un libro de memorias sobre crecer en la pobreza en la clase trabajadora estadounidense, pasó de ser un crítico de Trump a convertirse en uno de sus más fervientes partidarios.
Además de ser un crítico de la migración, Vance es un firme defensor del movimiento de ultraderecha MAGA (Make America Great Again, Hacer a Estados Unidos grande otra vez).
Trump tiene previsto participar el sábado en una reunión de su partido en el estado de Michigan.