Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, batallaba este lunes contra la revelación del diario The New York Times sobre su situación fiscal en la víspera del primer debate de la campaña presidencial con su rival demócrata, Joe Biden, en el que el mandatario debe imponerse si quiere recuperar terreno en las encuestas de intención de voto.
La cifra de $750 -que es la cantidad de dinero que pagó el mandatario en impuestos en el 2016- marcó a la opinión pública.
Esta exclusiva cayó como una bomba cuando faltan 36 días para las elecciones. Trump se ha negado a hacer públicas sus declaraciones impositivas.
La posición del presidente va en contra de la tradición de todos sus predecesores desde la década de 1970.
El mandatario republicano reaccionó a esta publicación el domingo en una conferencia de prensa especialmente desarticulada, en la que mostró su frustración e inquietud ante la cercanía de las votaciones.
Si Trump pierde el 3 de noviembre se convertiría en el primer gobernante en ejercer un solo mandato en Estados Unidos desde el republicano George H. W. Bush, que perdió frente a Bill Clinton en 1992.
¿Éxito en los negocios?
Además de los cuestionamientos sobre la fiscalidad de sus empresas, el artículo destacó que los negocios del mandatario tienen deudas abultadas, lo que golpea la imagen de Trump como un hombre de negocios exitoso.
Este artículo toca una fibra sensible para Trump, poniendo en duda su "instinto" para los negocios, algo de lo cual se vanagloria en su campaña.
“Sus finanzas están bajo presión, con pérdidas operacionales y cientos de millones de dólares en deudas que deben pagarse y por las cuales él es el garante personal”, indicó The New York Times.
Trump desestimó esta afirmación en Twitter y afirmó que tiene pocas deudas en relación al valor de los activos que posee y reiteró su negativa a publicar las cifras.
Además, denunció la publicación como “falsa” y dijo que eran afirmaciones “totalmente inventadas”.
Su hijo Donald Jr afirmó este lunes en la cadena conservadora Fox News que su padre pagó decenas de millones de dólares en impuestos locales, si bien el artículo se centró en las tasas federales.
Un factor que complica al mandatario es la constante ventaja que sostiene su adversario demócrata.
Según la última encuesta de The Washington Post-ABC, el vicepresidente de Barack Obama cuenta con una ventaja de diez puntos a nivel nacional (53% contra 43%), un porcentaje que se ha mantenido sin cambios desde agosto, antes de las convenciones de los partidos.
En los estados clave para llegar a la Casa Blanca, la ventaja es menor, pero Biden está bien posicionado, especialmente en Wisconsin, donde Trump se impuso en el 2016.
El mandatario tiene prevista una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca para hablar del coronavirus, un tema sobre el cual ha mantenido un perfil bajo desde que se confirmaron más de 200.000 muertes.
El candidato demócrata, por su parte, no tiene prevista ninguna aparición.
El presidente centra su mensaje en las criticas a su oponente, sin escatimar en insultos.
Durante el fin de semana ironizó con frecuencia sobre el estado físico y mental de Biden y pidió un control antidopaje.
El demócrata se negó y este lunes su equipo respondió con ironía a la propuesta.
“Si el presidente cree que la mejor forma de probar que tiene razón es mediante orina, lo dejamos”, afirmó la directora de campaña de Biden, Kate Bedingfield.
Esta estrategia no tiene nada nuevo. Hace cuatro años, Trump hizo la misma petición antes del debate con Hillary Clinton.
En este contexto el moderador del debate, el periodista de la cadena conservadora Fox News Chris Wallace, espera dejar que los candidatos debatan entre ellos sobre las preguntas claves durante 90 minutos y afirmó que espera ser lo más “invisible posible”.