Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra este martes bajo enorme presión política por sus confusas declaraciones de la víspera sobre la presunta injerencia de Rusia en las elecciones del 2016, con ataques que llegan incluso de importantes aliados en el Congreso.
En una conferencia de prensa junto a Vladimir Putin, realizada el lunes, Trump dijo que no veía motivos para que Rusia hubiera ejercido injerencia en las elecciones, borrando de un plumazo la convicción de los órganos estadounidenses de inteligencia.
El gesto parece haber sido la gota que colmó el vaso de la paciencia para importantes legisladores conservadores que apoyaban a Trump en el Congreso, y que ahora parecen estar dispuestos a replantearse la relación.
En medio del temporal, Trump decidió redoblar la apuesta y en un mensaje en la red Twitter aseguró que su encuentro con Putin fue “aún mejor” que la cumbre con jefes de estado de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), realizada la semana pasada en Bruselas.
"Aunque tuve una gran reunión con la OTAN (...) tuve un encuentro aún mejor con Vladimir Putin, de Rusia. Lamentablemente, no está siendo reportado de esa forma. [La prensa de] Noticias Falsas se está volviendo loca!", señaló.
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La gravedad de la situación es de tal magnitud que este martes el senador republicano Bob Corker afirmó en un tuit que "llegó el momento de que el Congreso se ponga de pie y recupere nuestra autoridad. Tenemos leyes para hacer eso".
En una posición más delicada, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo en una conferencia de prensa que “es muy claro” que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de 2016.
"Yo entiendo el deseo de que tengamos buenas relaciones. Es perfectamente razonable. Pero Rusia es un gobierno amenazante que no comparte nuestros intereses y tampoco comparte nuestros valores", dijo Ryan.
La sutileza de Ryan fue puesta de lado por el consultor Anthony Scaramucci, quien en el 2017 fue responsable de prensa de la Casa Blanca por una semana, antes de ser despedido por la vulgaridad de sus comentarios.
De acuerdo con Scaramucci, Trump "tiene que cambiar de rumbo inmediatamente. Y tiene que salir de donde está de inmediato, antes de que el concreto se seque a sus pies".
"La óptica de esta situación es un desastre", admitió el exfuncionario, quien afirma ser aún leal a Trump.
El legislador republicano Adam Kizinger, por su parte, dijo a la prensa que "fue realmente un mal día para el presidente. Fue una conferencia de prensa bochornosa".
En la opinión de Kizinger, Trump debe ofrecer un mensaje directo al país sobre lo que piensa, y no mediante la red Twitter.
Solamente un senador republicano salió en defensa de Trump.
Se trata de Rand Paul, líder de la tendencia “libertarista” del partido Republicano y quien se ha opuesto a diversas iniciativas de ley de la Casa Blanca por considerar que no son lo suficientemente conservadoras.
Para Paul, quienes critican al presidente son "Republicanos guerreristas" o simplemente anti- Trump . "Todos están motivados por su persistente y constante sentimiento contra el presidente", evaluó.
En respuesta, Trump retornó a la red Twitter para un agradecimiento especial: "¡Gracias, Rand Paul! Realmente has entendido correctamente", escribió.
El origen de la inmensa irritación de aliados y adversarios con Trump es el gesto de desestimar las conclusiones de los órganos de inteligencia sobre la injerencia rusa en el 2016 justo delante de Putin.
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En esa conferencia de prensa, Trump afirmó que le preguntó a Putin sobre la alegada injerencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016.
Putin "me ha dicho que no fue Rusia. Solo diré que no veo razón alguna por la que tuvo que haber sido", expresó Trump, en una declaración que en la práctica ignoró las conclusiones del sector de inteligencia y de su propio Departamento de Justicia.
Días antes de esa cumbre con Putin, el Departamento de Justicia inculpó formalmente a 12 ciudadanos rusos por la injerencia en las presidenciales de ese año.
Por ello, legisladores y exfuncionarios tanto del oficialista partido Republicano como de los opositores Demócratas se turnaron para clasificar el desempeño de Trump como "vergonzoso", "cobarde" o hasta "al borde de la traición".
Con relación a la cumbre de la OTAN, realizada el viernes en Bruselas, Trump afirmó este martes que los países que forman el bloque “pagarán centenares de millones de dólares más en el futuro, solo gracias a mí”.
“La prensa solo dice que fui descortés con los otros líderes, ¡pero nunca mencionan el dinero!”, se defendió.