Tokio. La familia imperial de Japón se enfrenta al peligro de hallarse sin herederos, debido a la escasez de emperadores elegibles, mientras algunos expertos señalan que las ideas propuestas por un reciente panel para aumentar el número de miembros de la realeza están desfasados.
Las mujeres están excluidas del trono bajo las reglas de sucesión, por lo cual el emperador Naruhito, de 61 años, será sustituido un día por su sobrino, el príncipe Hisahito, y no por su única hija, la princesa Aiko. Aunque, si Hisahito, de 15 años, no tiene un hijo, la familia real, con 2.600 años de antigüedad, se quedará sin herederos masculinos para mantener el linaje.
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Encuestas de opinión muestran que el público apoya la idea de una mujer como emperatriz, un cargo que no ostenta poder en la actual constitución japonesa, aunque tiene gran peso simbólico.
Sin embargo, la presión por mantener una tradición defendida por legisladores y votantes conservadores que ven a la realeza como el ejemplo perfecto de una familia patriarcal japonesa, hace que la sucesión femenina tenga poca viabilidad inmediata. Un panel especial sometió la semana pasada dos propuestas al gobierno.
Una de ellas es permitir a las mujeres de la realeza mantener su título y deberes públicos cuando se casan fuera de la familia. Actualmente deben dejar la familia, como ocurrió con la exprincesa Mako Komura cuando se casó en octubre con un plebeyo.
La segunda es permitir que hombres de 11 antiguas ramas de la familia real que fueron abolidas en las reformas posteriores a la Segunda Guerra Mundial puedan volver a la línea directa mediante adopción.
El panel recomendó preservar las reglas sobre el linaje masculino al menos hasta que el príncipe Hisahito asuma como emperador. Sin embargo, tales ideas “no se basan en el actual sistema familiar de Japón o en las ideas sobre igualdad de género”, comentó Makoto Okawa, profesor de historia de la Universidad Chuo de Tokio.
“Creo que el público se está preguntando qué está mal con que la princesa Aiko acceda al trono”, aseguró Okawa, investigador del sistema imperial. Recordó que Aiko cumplió 20 este año y es descendiente directa del emperador, además de ser mayor que su primo.
Exigencias severas
Hideya Kawanishi, profesor asociado de historia japonesa en la Universidad de Nagoya, advirtió que las propuestas del panel “no resolverán el problema de fondo”.
Algunas mujeres casadas no querrán vivir con las restricciones de la vida real, mientras que la adopción de familiares masculinos que crecieron como ciudadanos comunes será complicado, indicó.
El tema ha sido debatido por años. Tras el nacimiento de Aiko, un panel determinó en el 2005 que la sucesión imperial debe ser decidida por orden de edad y no de género. Sin embargo, estas discusiones perdieron fuerza con el nacimiento de Hisahito en el 2006, que permitió vislumbrar un heredero masculino.
El panel más reciente consideró necesario discutir posibles cambios a la regla de sucesión, pero no llegó a plantear la palabra “emperatriz”. Eso significa que para las esposas de los hombres de la realeza, como Hisahito, “habrá presión para que conciban niños varones para mantener la línea de sucesión”, afirmó Kawanishi.
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Las mujeres de la realeza han tenido dificultades en Japón. Masako, esposa de Naruhito y exdiplomática, luchó por años con el estrés después de unirse a la casa real, que algunos atribuyeron a la presión por producir un heredero masculino.
Jóvenes de la realeza también enfrentan fuertes exigencias. Mako y su esposo Kei Komuro, ambos de 30 años, sufrieron con rumores de la prensa amarillista de que la familia de Kei tuvo problemas financieros, lo cual hizo que la princesa desarrollara un complejo síndrome postraumático.
La idea de una emperatriz no es extraña en Japón, incluso se dice que la familia imperial desciende de Amaterasu, la legendaria diosa del sol. Ha habido unas ocho emperatrices en la historia, aunque sus reinos muchas veces fueron temporales.
Desde 1947, las reglas de sucesión real han sido dictadas por la Ley de la Casa Imperial. Los políticos actuales tienen “miedo de cambiar el sistema” estando en sus cargos, según Kawanishi.
Aunque después de la atención que generó la boda de Mako, el debate podría abrirse “si el público se interesa en el tema y presiona por llevarlo a cabo”, manifestó el académico.