Colombo. Proveniente de una familia adinerada, sobrino de un exjefe de Estado y ya seis veces primer ministro, Ranil Wickremesinghe se convirtió el miércoles, a los 73 años, en presidente de Sri Lanka, la ambición de toda una vida. Acostumbrado a las maniobras políticas, ya era presidente interino desde la huida y la renuncia de Gotabaya Rajapaksa, empujado al exilio por los manifestantes en un país en quiebra.
Los diputados lo eligieron el miércoles presidente por una aplastante mayoría de 134 votos, contra 82 para su principal adversario, Dullas Alahapperuma, y solo tres a favor del candidato de izquierda Anura Dissanayake. Wickremesinghe gobernará hasta el final del mandato de Rajapaksa en noviembre del 2024.
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El nuevo presidente, obtuvo el apoyo del partido del clan Rajapaksa, el más importante del Parlamento, pero la calle no lo quiere, aunque aseguró apenas elegido que “las divisiones terminaron”. La política de Sri Lanka siempre estuvo dominada por algunas grandes dinastías, y Wrickemesinghe no es una excepción.
Sobrino del presidente Junius Jayewardene (1978—1989), su poderoso tío lo nombró en 1977 viceministro de Asuntos Exteriores. Un tío llamado el “viejo zorro”, pero cuyo sobrino es considerado aún más hábil para “navegar” en las aguas turbias del poder.
Jefe del Gobierno en diversas épocas (1993—1994, 2001—2004, 2015—2019), derrotado dos veces por el puesto supremo en 1999 y 2005, es nombrado primer ministro a mediados de mayo, cuando Mahinda Rajapaksa, el hermano de Gotayaba, es empujado a la dimisión.
Pero Wrickemesinghe tampoco escapa a la cólera popular. En el momento en que la residencia del presidente fue invadida por los manifestantes, el 9 de julio, su casa fue incendiada, y los 2.500 libros de su biblioteca, su “mayor tesoro”, reducidos a cenizas.
Escándalo bancario
Nacido en una familia que hizo fortuna en la edición y las plantaciones, Wickremesinghe comenzó como reportero en uno de los periódicos del grupo. Al nacionalizar la empresa familiar en 1973, Sirimavo Bandaranaike, primera mujer de la historia contemporánea en convertirse en primera ministra de un país, cambió el destino del joven. “Fue Bandaranaike quien me hizo entrar en la política”, explicó a la AFP en el pasado.
En 1993, el presidente Ranasinghe Premadasa murió en un atentado suicida y le dejó el poder al primer ministro, Dingiri Banda Wijetunga, quien, a su vez, nombró a Wickremesinghe como jefe de Gobierno. Pero otro atentado suicida, en 1999, benefició sin duda a su principal rival, Chandrika Kumaratunga, herida apenas tres días antes de las elecciones presidenciales.
Su vendaje en el ojo derecho —perdido en el ataque— conmovió a toda la nación durante una aparición televisiva, y Wickremesinghe perdió la elección.
Casado con Maithree, una profesora de inglés con la que no tuvo hijos, Wickremesinghe disfrutó durante mucho tiempo de una imagen relativamente limpia en un mundo político corrupto.
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Sin embargo, durante su mandato de 2015—2019 al frente del Gobierno, el Banco Central se vio envuelto en un escándalo de uso indebido de información privilegiada. Uno de los principales acusados en este caso fue un compañero de escuela, a quien puso al frente de la institución.
Su condición de reformador pro—occidental y de defensor del libre comercio podría facilitar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los acreedores extranjeros sobre un posible plan de rescate.
Sin embargo, ya advirtió que no hay una solución rápida para la crisis económica y financiera sin precedentes de su país, con escasez de alimentos, gasolina y medicamentos. “Estamos en bancarrota”, dijo al Parlamento a principios de mes el septuagenario con cabello gris. “Pero lo peor está por venir”, concluyó.