Doha. Estados Unidos y los talibanes realizaron “excelentes progresos” en la última ronda de conversaciones de paz en Doha, indicó este lunes el enviado especial de Washington para Afganistán.
Estados Unidos y los talibanes se reunieron este lunes por tercer día, tras haber reanudado el sábado en Doha las conversaciones de una octava serie de negociaciones sobre un acuerdo según el cual Estados Unidos reduciría su presencia militar en Afganistán a cambio de un compromiso de los insurgentes afganos de romper relaciones con Al Qaida.
"Tras realizar excelentes progresos en Kabul la semana pasada, he pasado los últimos días en Doha, concentrado en los asuntos pendientes para establecer un potencial acuerdo con los talibanes", tuiteó el emisario estadounidense para Afganistán, Zalmay Khalilzad.
El cierre de un acuerdo "permitiría una retirada de las tropas, basada en condiciones", escribió, agregando que "realizamos excelentes progresos".
La AFP intentó contactar con los talibanes, en vano, para que comentaran las declaraciones del enviado estadounidense.
Khalilzad indicó que viajará a Nueva Deli “para unas reuniones ya programadas, y así lograr un consenso internacional que dé apoyo al proceso de paz afgano”.
Washington espera concluir un pacto antes de las elecciones presidenciales afganas del 28 de setiembre, y de Estados Unidos en el 2020.
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Pero, incluso si Estados Unidos y los talibanes llegan a un acuerdo, quedan cuestiones cruciales por resolver.
Estados Unidos declaró que toda reducción de tropas se hará bajo condiciones, mientras que los talibanes insisten en una retirada completa de las fuerzas extranjeras antes de plantearse respetar sus compromisos.
Los talibanes también deben encontrar un acuerdo con la administración del presidente afgano, Ashraf Ghani, a la que consideran ilegítima.
El gobierno afgano formó un equipo de negociadores para realizar conversaciones directas con los talibanes, cuyos diplomáticos esperan llevar a cabo a finales de mes.
Los detalles de estas discusiones no se han anunciado.
Hasta ahora, los talibanes se habían negado a tratar con el gobierno, a excepción de una reunión en Doha en la que participaron representantes afganos “a título personal”.
Estados Unidos, con ayuda de sus aliados de la OTAN, lanzó una operación militar en Afganistán el 7 de octubre de l2001, menos de un mes después de sufrir los atentados del 11 de septiembre, para atacar a los grupos de Al Qaida y a su líder, Osama bin Laden, a los que los talibanes daban refugio.
Expulsados del poder por esta intervención, los talibanes lideran desde entonces una mortífera insurrección en el país.
Solo en el mes de julio hubo 1.500 civiles muertos o heridos, según la misión de la ONU, que consideró “inaceptable” que haya víctimas civiles.