Washington. El presidente Joe Biden cambió el discurso unificador y la mano tendida a la oposición por un mensaje claro hacia las cruciales elecciones legislativas de noviembre: estás conmigo o con los republicanos de Donald Trump, la organización “más extrema” en la historia de Estados Unidos.
El demócrata ganó la Casa Blanca en el 2020 con la promesa de pasar página a la era Trump (2017-2021). Y a pesar de que el exmandatario seguía afirmando sin pruebas que le habían robado la reelección, Biden y su equipo lo ignoraron, negándose incluso a pronunciar el nombre. “El ex tipo”, lo llamaban.
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Pero de cara a los comicios de mitad de mandato, e incluso a su propia reelección en el 2024, Biden ha cambiado el tono ¿Por qué? Porque por mucho que haya decepcionado a algunos estadounidenses, que lo cuestionan por la caótica retirada de Afganistán, o la inflación más alta en cuatro décadas, entre otros temas, Biden quiere que todos recuerden que Trump está al acecho.
“No me comparen con el Todopoderoso, compárenme con la alternativa”, pidió Biden el mes pasado en un viaje al estado de Washington. “Lo escucharán con ese mantra mucho más en los próximos meses”, manifestó el miércoles a periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
El propio Biden redobló la apuesta y arremetió contra el movimiento ‘Make America Great Again’ (Hacer grande a Estados Unidos otra vez), o MAGA, liderado por Trump. “Esta multitud de MAGA es realmente la organización política más extrema que ha existido en la historia de Estados Unidos, en la historia reciente de Estados Unidos”, sostuvo el miércoles.
Guerra soterrada
Biden preside una economía robusta y ha restaurado el liderazgo mundial de Washington en respuesta a la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, la altísima inflación golpea a todos los votantes, mientras que cuestiones como la inmigración ilegal y las vacunas contra la covid-19 inflaman a la derecha.
Y si los demócratas pierden en noviembre la Cámara de Representantes o el Senado, o ambos, como muestran las encuestas, Biden se enfrentará a dos años de obstrucciones e investigaciones por parte de un Partido Republicano que sigue siendo en gran medida leal a Trump.
Sin embargo, la explosiva filtración esta semana de un borrador de fallo de la Corte Suprema sobre el fin aparentemente inminente del aborto legal en todo el país, irónicamente, puede haberle hecho un favor político a Biden. No solo se espera que los demócratas se entusiasmen con la defensa del derecho al aborto, sino que Biden confía en poder vincular las próximas restricciones con la imagen de una extrema derecha enloquecida.
“¿Cuáles son las próximas cosas que van a atacar?”, se preguntó el miércoles hablando con periodistas sobre la posible supresión del derecho al aborto. Es difícil saber si el intento de Biden de definir las elecciones legislativas en esos términos funcionará. Para muchos estadounidenses, lo que él llama “extremismo” es exactamente por lo que eligieron a Trump en el 2016.
La publicación de The Federalist comparó los comentarios sobre extremismo de Biden con la desafortunada declaración de Hillary Clinton durante su campaña contra Trump de que sus partidarios eran “deplorables”. “Un Joe Biden desesperado está siguiendo un manual de jugadas fallido”, señaló The Federalist.
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Por ahora, hay una guerra soterrada antes de las elecciones intermedias, que incluso podría terminar como una revancha entre Biden y Trump en el 2024. En las contiendas primarias en el estado de Ohio para ver quién representará a los demócratas y republicanos en noviembre, ambos políticos encontraron señales de que sus liderazgos gozan de buena salud.
Trump mostró su peso al respaldar al último ganador de las primarias republicanas para el Senado estadounidense, J.D. Vance. Vance, cuyas memorias del 2016 “Hillbilly, una elegía rural” se convirtieron en una película de Netflix nominada al Óscar, había llegado a llamar a Trump “el Hitler de Estados Unidos”, pero terminó abrazando al expresidente y fue recompensado.
La marca moderada de Biden prevaleció en la victoria primaria de los demócratas, con Tim Ryan, un político que, al igual que el presidente, enfatiza su origen de clase trabajadora y su ideología centrista, y ahora competirá contra Vance en noviembre.
Shontel Brown, otra relativamente moderada, ganó en una dura primaria para competir por un escaño en la Cámara baja luego de que Biden la respaldara. Impresionado por el “control” de Trump sobre los republicanos, Biden “llamará la atención donde él siente que hay políticas extremas y comentarios extremos y posiciones extremas”, prometió Psaki.