Madrid. España se convierte este sábado en el país encargado de liderar la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea.
Aunque es un hito importante para esta nación, las elecciones que se llevarán a cabo en tres semanas podrían generar un cambio de gobierno, desviando la atención de sus responsabilidades europeas.
Pedro Sánchez, presidente del gobierno español y líder del partido socialista, presentó con entusiasmo las prioridades de la presidencia española el 15 de junio, cuando tuiteó “¡Hola, Europa!”.
Sin embargo, desde entonces, dedicó gran parte de su tiempo a la campaña electoral, realizando viajes y entrevistas.
Sánchez sorprendió tanto a sus compatriotas como a los socios europeos al anunciar elecciones legislativas anticipadas para el 23 de julio, un día después de la derrota de la izquierda en las elecciones municipales y regionales.
Aunque el país en la presidencia del Consejo de la UE no tiene más voz que sus socios, durante su semestre se espera que impulse políticamente los principales temas de debate.
Sin embargo, existe la preocupación de que la atención dividida entre la campaña electoral y las responsabilidades europeas pueda afectar el desempeño de la presidencia española.
Sébastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors, considera que existe el riesgo de que la presidencia “tenga la cabeza en otra parte”, lo que podría dificultar la búsqueda de compromisos y la dedicación de tiempo y energía a los homólogos europeos.
Sánchez intentó transmitir un mensaje de tranquilidad, asegurando que se cumplirán todos los objetivos establecidos. Para defender su postura, menciona el ejemplo de Francia, que celebró elecciones presidenciales en abril de 2022 mientras ostentaba la presidencia de la UE.
Entre las prioridades de la presidencia española se encuentran la culminación de la reforma de la política migratoria europea y el avance en la ratificación del acuerdo comercial con Mercosur, respaldado por Madrid pero con resistencias en otros países como Francia.
A pesar de las incertidumbres políticas, Sánchez afirma que la presidencia fue preparada durante el último año con la colaboración de todos los actores institucionales, sociales y políticos, y considera que puede ser asumida sin problemas por un gobierno de diferente orientación política.
No obstante, su rival conservador, Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), sostiene que recibió más información sobre la presidencia sueca de la UE, que finaliza esta semana, que sobre la española.
La gran interrogante entre los socios europeos es si Sánchez logrará mantenerse en el poder después del 23 de julio, ya que las encuestas durante meses pusieron en duda su continuidad, pronosticando la victoria de la derecha.
La situación podría complicarse si el PP, un partido moderado y europeísta, necesita el apoyo del partido de extrema derecha Vox para gobernar, como indican todas las encuestas.
Vox, un partido ultraconservador y ultranacionalista, cercano al primer ministro húngaro, Viktor Orban, y al partido nacionalista populista en el poder en Polonia, mostró su influencia y exigencias en las elecciones municipales y regionales, lo que podría dificultar las posibles negociaciones con los conservadores.