Bruselas. Suecia y Finlandia prosiguen el lunes las conversaciones sobre su ingreso a la OTAN, pero las esperanzas de una rápida adhesión parecen alejarse debido al bloqueo de Turquía, que les pide dejar de apoyar a grupos kurdos, que considera terroristas.
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg, se reunirá el lunes en Bruselas con representantes turcos, suecos y finlandeses con la esperanza de desbloquear las conversaciones antes de una cumbre de la Alianza en Madrid la próxima semana.
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Antes de que Turquía bloqueara el proceso el mes pasado, Estocolmo y Helsinki esperaban un proceso de adhesión rápido a la Alianza, que necesita la unanimidad de sus 30 miembros. Turquía es miembro de la OTAN desde 1952. “Estamos preparados para que tome tiempo”, declaró el lunes a la prensa la ministra sueca de Relaciones Exteriores, Ann Linde, en Luxemburgo.
La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, también reconoció la semana pasada que existía el riesgo de que las cosas se “congelaran” si el conflicto no se resolvía antes de la cumbre de Madrid. En tanto, Alemania comentó este lunes que el proceso de adhesión podría sufrir un retraso de “unas semanas”.
“Dada la dimensión histórica” de las candidaturas de Suecia y de Finlandia, “no sería ningún desastre si necesitáramos unas semanas más” para alcanzar un compromiso, dijo una fuente del Ejecutivo alemán.
‘Medidas concretas’
El miércoles pasado, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, pidió “medidas concretas” a través de compromisos escritos de Suecia y Finlandia. Ankara acusa a ambos países —principalmente a Suecia— de apoyar a grupos kurdos como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y las Unidades de Protección Popular (YPG), que considera terroristas.
También exige que se levanten los bloqueos de exportación de armas impuesto por ambos países tras su intervención militar en el norte de Siria en octubre del 2019, un endurecimiento de la legislación antiterrorista sueca y la extradición de varios individuos que considera terroristas.
Para Paul Levin, director del Instituto de estudios turcos en la universidad de Estocolmo, que en los próximos días se produzca un desbloqueo “es posible pero sería muy difícil”. Esto “implicaría que ambos bandos muestren una real voluntad de compromiso”, dijo durante una entrevista con AFP.
Suecia fue uno de los primeros países en clasificar el PKK como organización terrorista en los años 1980. Pero como muchos países occidentales, respaldó a las YPG, aliados del PKK en Siria que combatieron los yihadistas del Estado islámico junto a Estados Unidos.
Suecia ya hizo algunos gestos, entre ellos afirmó que la entrada a la OTAN podría cambiar la posición de su autoridad encargada de la exportación de armas sobre Turquía. Estos últimos años, Suecia endureció también su legislación antiterrorista y la fortalecerá aún más a partir del 1 de julio, según declaró la semana pasada la primera ministra Magdalena Andersson.
Una diputada clave
Pero con su importante comunidad kurda, de unas 100.000 personas, “Suecia destaca (...) por ser, en general, más solidaria con la causa kurda”, señaló Levin. “Desde este punto de vista, Turquía quizá tenga razón al centrarse en Suecia”, apuntó el académico.
“Existe un conflicto real entre el punto de vista de Suecia sobre la cuestión kurda y las exigencias turcas hacia Suecia”, comentó Li Bennich-Björkman, profesora de ciencias políticas en la universidad de Uppsala. Un dilema que se manifestó las últimas semanas en el papel desempeñado por la diputada sueca de origen iraní-kurdo Amineh Kakabaveh, que se opone a cualquier concesión al presidente Erdogan.
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Su voz es esencial para asegurar el apoyo del gobierno socialdemócrata minoritario de Andersson, debido al precario equilibrio en el Parlamento sueco. Por el momento, “no hay nadie más poderoso en la política sueca que Kakabaveh”, dijo a AFP Elisabeth Braw, especialista en asuntos de defensa sueca en el American Entreprise Institute.
La diputada amenazó el miércoles con no apoyar el presupuesto del gobierno, exigiendo una promesa clara de embargo de las exportaciones de armas a Turquía. Pero con el parlamento sueco en receso, las posibilidades de Kakabaveh de influir en la política del gobierno se reducen.