Washington EFE El Gobierno de Estados Unidos anunció ayer que está“en las fases finales” de un plan para cerrar de manera “segura y responsable” la prisión de la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba).
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró que presentarán el plan al Congreso para que apruebe el cierre del penal, donde aún permanecen 116 detenidos durante la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo islamista radical.
Earnest confió en que el Congreso facilite el proceso de trasferencia de detenidos y “no continúe su obstrucción”.
“Es por ello por lo que trabajamos en un plan que será compartido con el Congreso cuando esté completo”, explicó.
El Legislativo ha amenazado con aprobar más restricciones a las transferencias de presos.
El cierre de la prisión de Guantánamo obligaría a la repatriación o transferencia a prisiones estadounidenses de los reclusos, entre ellos 15 que son considerados de alto valor e incluyen a sospechosos de haber participado en los atentados del 11 de setiembre del 2001.
Si la Casa Blanca quiere cerrar el penal antes de que –en el 2017– el presidente, Barack Obama, ceda el relevo, deberán acelerar el ritmo de transferencia a terceros países de presos que han recibido el visto bueno para ser trasladados.
Earnest recordó que se deberá garantizar que los detenidos que están en proceso de someterse a juicio de las comisiones militares de Guantánamo, creadas por el gobierno de George W. Bush, podrán ser procesados en territorio estadounidense.
Desde que el presidente Obama llegó al poder, en el 2009, ha transferido a más de la mitad de los 242 detenidos que había en la base naval en territorio cubano. En su campaña había prometido que cerraría el penal, abierto en el 2002 y donde llegó a haber unos 700 detenidos.