Kabul. El enviado especial de Estados Unidos para la reconciliación en Afganistán, Zalmay Jalilzad, anunció este lunes que se estableció en las negociaciones de Doha un “borrador” de acuerdo con los talibanes para poner fin a 17 años de conflicto en el país.
“Contamos con el borrador de acuerdo que aún debe ser completado para convertirse en acuerdo”, declaró este lunes al New York Times, desde Kabul, donde llegó el domingo para informar a las autoridades afganas de los seis días de negociaciones con los representantes talibanes en Catar.
"Nos hemos puesto de acuerdo sobre el principio de algunas cuestiones muy importantes", declaró después Jalilzad el lunes por la noche, según un comunicado transmitido por la embajada de Estados Unidos en Kabul.
"Hay todavía mucho trabajo por hacer antes de poder decir que lo hemos conseguido", dijo, añadiendo sin embargo que "por primera vez" se habían logrado "avances significativos".
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Por su parte, el secretario interino de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan, afirmó ante la prensa que las negociaciones eran “alentadoras”, antes de reunirse con el secretario general de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Jens Stoltenberg.
Quedan sin embargo muchos escollos para alcanzar un posible acuerdo.
Para los talibanes, la primera condición para cualquier negociación es "la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán". "Mientras (esta) cuestión no sea objeto de acuerdo, será imposible progresar en otros ámbitos", había indicado el portavoz talibán, Zabihulá Mujahid, tras los encuentros de Doha.
A cambio, Estados Unidos quiere asegurarse que Afganistán no volverá a convertirse en una base para grupos extremistas que lanzan ataques contra países extranjeros.
Zalmay Jalilzad dijo a The New York Times estar tranquilo en ese punto: “Los talibanes se comprometieron, para nuestra satisfacción, a hacer todo lo necesario para evitar que Afganistán se convierta en una plataforma para grupos o individuos terroristas”, explicó, sin dar más detalles.
El lunes, el presidente afgano, Ashraf Ghani, exhortó por su parte a los talibanes a "iniciar negociaciones serias" con Kabul, lo que los insurgentes siempre han rechazado, ya que consideran al gobierno como una "marioneta" de Washington.
"Exhorto a los talibanes (...) a demostrar su voluntad afgana, que acepten la exigencia de paz de los afganos y comenzar conversaciones serias con el gobierno afgano", declaró con tono solemne en un discurso televisado desde el palacio presidencial en Kabul.
"Queremos la paz, la queremos de manera rápida, pero la queremos con un plan", aseveró Ghani. "No olvidemos que las víctimas de esta guerra son afganos y que el proceso de paz debe ser dirigido por los afganos. íNo queremos repetir los errores del pasado!", añadió, haciendo referencia a episodios de la turbulenta historia del país.
Jalilzad aseguró al jefe de Estado afgano que un "diálogo entre afganos" es para Estados Unidos la "única solución para una paz duradera en Afganistán". "Mi papel consiste en facilitar las conversaciones entre afganos", agregó.
La duración de estas negociaciones en Doha, sin precedentes, ha alentado la esperanza de que un acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos pueda constituirse en la base para conversaciones formales de paz con el gobierno de Kabul.
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Entre los puntos de fricción figuran la cuestión de un alto el fuego y un calendario para la retirada de las tropas estadounidenses del país.
El presidente estadounidense, Donald Trump, parece tener prisa para retirarlas: a fines del año pasado manifestó su intención de retirar a la mitad de los 14.000 soldados desplegados en Afganistán en el marco de una coalición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Washington.
Estados Unidos mantiene en Afganistán la guerra más larga de su historia, desde su intervención en el 2001 para derrocar al régimen de los talibanes. Pero son los afganos, civiles y militares, quienes pagan el precio más alto en este conflicto.
El jueves, en el Foro Económico de Davos, Ghani destacó que 45.000 efectivos de las fuerzas de seguridad afganas perecieron desde su elección en septiembre de 2014, lo que representa una media de más de 28 muertos diarios. Estas bajas son consideradas "insostenibles" por los expertos.
Pese a estas negociaciones, no hay rastro de ningún alto el fuego y los combates continúan en todo el territorio. El lunes, los talibanes afirmaron haber causado 33 víctimas entre las fuerzas afganas y estadounidenses en Ghazni y en Herat, aunque la misión “Apoyo Decidido” (Resolute Support) de la OTAN, bajo mando estadounidense, lo negó.