Washington. Estados Unidos incluyó oficialmente este lunes al cuerpo militar de élite de Irán, los Guardianes de la Revolución Islámica, en su lista de “organizaciones terroristas extranjeras”, un “gesto sin precedentes” que por ahora ha fracasado en su intento de doblegar al gobierno islámico.
Irán reaccionó de inmediato denunciando al “régimen” estadounidense como un “Estado que apadrina al terrorismo” y a las fuerzas del país norteamericano en Oriente Medio como “grupos terroristas”.
Antes, el Parlamento de Teherán había prometido tomar represalias aprobando un proyecto de ley urgente que coloca a las tropas estadounidenses en su propia lista negra de terrorismo, que ya cuenta entre ellas al grupo yihadista del Estado Islámico, informó la agencia de noticias semioficial ISNA.
Es la “primera vez” que una organización “que forma parte de un gobierno extranjero” es considerada de esta manera, precisó Donald Trump, afirmando que esta medida permitirá aumentar la “presión” contra Teherán, enemigo jurado de Washington.
El presidente dijo en una declaración que la decisión “sin precedentes” “reconoce la realidad de que Irán no solo es un patrocinador estatal del terrorismo, sino que el IRGC (siglas en inglés de los Guardianes) participa activamente, financia y promueve el terrorismo como una herramienta de la política”.
El grupo Guardianes de la Revolución Islámica se formó en Irán después de la revolución de 1979 con la misión de defender el régimen clerical, en contraste con las unidades militares más tradicionales que protegen las fronteras, y acumuló un fuerte poder, incluso con importantes intereses económicos.
La Fuerza Quds, llamada así por la palabra árabe para Jerusalén, es la unidad más preciada del grupo, encargada de apoyar a las fuerzas aliadas con Irán en la región, entre ellos el presidente sirio, Bashar al Asad, y el Hezbolá del Líbano.
En declaraciones a periodistas luego del anuncio de Trump, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, advirtió a todos los bancos extranjeros sobre las consecuencias de tener lazos con los Guardianes de la Revolución Islámica.
“Las empresas y los bancos de todo el mundo ahora tienen claro el deber de garantizar que las compañías con las que realizan transacciones financieras no estén vinculadas de ninguna manera con el IRGC”, expresó el secretario de Estado.
La administración Trump ya impuso sanciones económicas a Irán después de retirarse el año pasado de un acuerdo internacional pactado en el 2015 para frenar las ambiciones nucleares de Teherán.
Contactos prohibidos
Un alto funcionario del gobierno de Trump indicó que la nueva medida penalizará el contacto con los Guardianes y permitirá a los fiscales estadounidenses “presentar cargos contra los que aportan apoyo material” al grupo.
“El IRGC está entretejido en la economía iraní ... Lo más seguro es dejar de hacer negocios con el IRGC. Si uno hace negocios con el IRGC, corre el riesgo de financiar el terrorismo”, agregó el funcionario, quien habló bajo condición de anonimato.
Otro funcionario sostuvo que los Guardianes “han sido un motor principal de la violencia a gran escala durante muchas décadas” en un intento de “reformular el Oriente Medio a favor de Irán”.
Solo algunos países del Golfo, como Arabia Saudí, e Israel apoyaron la resolución con la que Washington intenta socavar la influencia de Irán.
La medida se produce en la víspera de las elecciones israelíes, donde Benjamín Netanyahu, aliado cercano de Trump, aspira a un quinto mandato.
“Gracias, mi querido amigo, presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por haber decidido declarar a los Guardianes de la Revolución de Irán como una organización terrorista”, manifestó Netanyahu en un comunicado emitido minutos después del anuncio de la Casa Blanca.
“Gracias por responder a otra importante solicitud mía, que sirve a los intereses de nuestros países y de países de la región”, expresó.
Trump, quien dice ser el presidente estadounidense más proisraelí, reconoció recientemente la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, una meseta estratégica que Israel arrebató a Siria en 1967 y se anexó en 1981 sin aval internacional.
Antes, Trump tomó la histórica decisión de trasladar la Embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén, la ciudad sagrada en disputa.
Para Mark Dubowitz, integrante del centro de reflexión Foundation for Defense of Democracies, que defiende una línea dura contra Irán, “el Gobierno estadounidense podrá ahora poner toda su potencia económica, judicial y política para castigar” a ese país.
Pero otro, como el exdiplomático Richard Nephew, estimaron que esta medida es sobre todo simbólica, en función de las numerosas sanciones actualmente en vigor.
“Hay riesgos elevados de que esto solo contribuya a una situación verdaderamente peligrosa, principalmente para nuestros militares en la región”, advirtió.
El Pentágono admitió que tomó “medidas de precaución para garantizar la seguridad” de las fuerzas estadounidenses" en el mundo.