Carlos III pasó 70 años preparándose para ser rey. El peso de ser heredero al trono del Reino Unido lo lleva desde el 6 de febrero de 1952, cuando, a los tres años, su madre se convirtió en monarca. Desde entonces, la observó dirigir el reino en los momentos más altos y bajos, de la mano de 15 primeros ministros, sin saber cuándo le correspondería tomar su lugar. El momento le llegó a dos meses de cumplir los 74 años.
Isabel II batió el récord del reinado más largo del que se tenga registro. Su hijo, ahora rey, impuso una marca desde el momento mismo de asumir el título: será el monarca de mayor edad en asumir el trono de Inglaterra. Supera por casi una década los 64 años que tenía Guillermo IV cuando fue coronado hace 191 años, en 1831.
Su nombre de pila completo es Carlos Felipe Arturo Jorge y, aunque pudo elegir entre cualquiera de los cuatro para su designación oficial como monarca, este mismo jueves su oficina, Clarence House, informó de que se mantendrá como “Carlos”. Será el tercero de su nombre, pues antes de él estuvieron Carlos I (1600-1649) y Carlos II (1630-1685).
Aunque su reinado recién comienza este 8 de setiembre del 2022, su personalidad y polémicas pasadas lo preceden: desde la escandalosa separación de su primera esposa, la princesa Diana, y la relación extramarital que sostuvo con su actual cónyuge, la reina consorte Camila; hasta sus marcadas posiciones políticas, que nunca fueron bien vistas por su difunto padre, Felipe.
Príncipe de Gales, arqueólogo y antropólogo
Nacido el 14 de noviembre de 1948 en el Palacio de Buckingham, en Londres, Carlos Felipe Arturo Jorge Windsor es el primero de los cuatro hijos de la reina Isabel II y Felipe, el príncipe consorte fallecido en 2021.
En ese momento era el segundo en la línea de sucesión al trono, hasta el 6 de febrero de 1952, cuando murió su abuelo, el rey Jorge VI, y su madre se convirtió en reina. El título de Príncipe de Gales —reservado desde 1301 para los herederos directos a la corona—, se lo otorgó su madre en una ceremonia televisada en el castillo de Caernarfon, al norte de Gales, a sus nueve años.
Después fue enviado a estudiar a Gordonstoun, un austero internado en Escocia al que asistió su padre y que en lugar de forjarle un carácter rudo, como se esperaba, fue para él un “infierno absoluto”.
En 1970, se convirtió en el primer miembro de la familia real británica con un diploma universitario, obtenido en la Universidad de Cambridge, donde estudió Arqueología y Antropología.
Entre 1971 y 1976, sirvió en la marina británica. Para su desconcierto, mientras estaba de misión en el Caribe, el amor de su vida, Camila Shand, se casó con Andrew Parker Bowles. Presionado para que se casara, en febrero de 1981 pidió en matrimonio a Diana Spencer, quien entonces tenía 19 años, pocos meses después de iniciar su relación.
La boda se celebró en julio en la catedral Saint Paul de Londres y fue un gran festejo nacional. Tuvieron dos hijos: Guillermo, en 1982, y Enrique, en 1984. Pero la pareja se separó en 1992 y se divorció en 1996, cuando él ya tenía una aventura con Camilla Parker Bowles, divorciada en 1995.
Tras la muerte de Lady Di en un accidente de tráfico, en París en 1997, Carlos necesitó una campaña de relaciones públicas para pasar página a su impopularidad. En 2005 se casó con Camila, extrovertida y risueña, que acabó ganándose las simpatías de la mayoría de británicos.
Sin embargo, en el presente no goza de popularidad entre el público: solo tenía un 54% de opiniones favorables en agosto del 2021, según una encuesta de YouGov, muy por detrás de la reina (80%); su hijo, el príncipe Guillermo (78%); su nuera, Catalina (75%) y su hermana la princesa Ana (65%).
Desde la muerte de su padre, en abril de 2021, y mientras la reina estaba menos presente por motivos de salud, Carlos estrechó el círculo real a su entorno más cercano: Camila, Guillermo y su hermano menor Eduardo.
Crítico del populismo, Putin y el cambio climático
Durante su vida adulta, Carlos III mantuvo una activa participación política y en causas sociales, empezando con la fundación de la organización caritativa The Prince’s Trust, que creó con las 7.500 libras que le pagaron cuando dejó el ejército.
A pocos días del inicio de la cumbre climática COP26, en el 2021, el príncipe dijo “comprender” la frustración de jóvenes activistas como la sueca Greta Thunberg, quien acusó a los políticos de permanecer impasibles.
Desde 2007, el rey publica su “huella ecológica”, que sería, según su oficina, de un total de 3.133 toneladas de CO2 en el 2020, frente a las 5.070 de 2019.
En el 2016, cuando el Reino Unido votó a favor del Brexit y Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, denunció el auge de los populismos y la hostilidad hacia los refugiados: “Todo ello tiene ecos profundamente inquietantes de los días oscuros de los años 1930″, sentenció.
Dos años antes había comparado a Vladimir Putin con Adolf Hitler, provocando que Rusia pidiese explicaciones al Gobierno británico. Y su apoyo al dalái lama también molestó a las autoridades de Pekín.
‘No soy tan estúpido’
Su “activismo” dio lugar a titulares como: “Tensión en el palacio, Carlos se niega a ser un rey mudo”, en el Sunday Times, y “La reina teme que el país no esté preparado para aceptar a Carlos y su activismo”, en The Times.
En la polémica biografía Carlos: el corazón de un rey, publicada en el 2015, la autora, Catherine Mayer, retrató a un príncipe poco entusiasmado ante la idea de sustituir a su madre, por temor a tener que abandonar sus intereses.
Sin embargo, en el 2018, en una entrevista en la BBC con motivo de su 70º cumpleaños, Carlos dejó claro que “no es lo mismo ser príncipe de Gales que ser soberano”.
“Y la idea de que pueda seguir actuando de la misma forma, si debo suceder (a la reina), es completamente absurda”, afirmó, asegurando: “No soy tan estúpido”.