Managua. “Las balas nos pasaban silbando por encima de la cabeza”, dijo con el rostro cubierto uno de los más de 200 estudiantes rescatados de una iglesia atacada por fuerzas gubernamentales, en un episodio de la violencia que deja más de 270 muertos en Nicaragua.
Los paramilitares estaban a 50 metros desde donde "nos atacaron sin piedad e hicieron dos intentos de quemar la iglesia con nosotros adentro", relató el joven, que por seguridad se identificó con el seudónimo de "el Negro".
Tras iniciar el ataque hacia el mediodía del viernes por paramilitares encapuchados desde distintos flancos, los estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) buscaron refugio en el templo de la Divina Misericordia, próxima al campus en el residencial de Villa Fontana al sureste de Managua, contó el joven.
Las autoridades académicas de la #UNAN Managua en lugar de correr a socorrer a los estudiantes agredidos sanguinariamente los llaman vándalos y los culpan de incendiar y destruir la universidad, echándolos a los leones. Como pueden llamarse maestros? #SOSNicargua
— Sergio Ramírez (@sergioramirezm) July 14, 2018
Fueron casi 20 horas de horror lo que vivieron cerca de 200 estudiantes desalojados de la UNAN, una operación que se saldó con dos muertos y unos 14 heridos, según el cardenal Leopoldo Brenes, quien encabezó una misión para sacar a los muchachos que estaban en el templo.
"No respetaron la iglesia y la imagen de la virgen, el Cristo, todo lo quebraron, las paredes quedaron pasconeadas" por los disparos, agregó el estudiante con voz quebrada tras vivir la experiencia del ataque con armas de grueso calibre.
Casi en la madrugada del sábado, con riesgo de recibir un disparo, "nos salimos a apagar el fuego, porque se estaba quemando la iglesia con todos adentro", dijo el universitario mientras buscaba ansioso a su madre, a quien no veía hace dos meses.
LEA MÁS: Iglesia de Nicaragua mantiene su apuesta al diálogo pese a ataque contra los estudiantes
Pese a los momentos de suma tensión que se vivieron durante casi 20 horas "no sentí miedo, pero sí mucha impotencia porque ellos nos atacaron con fusiles AK-47, Dragunov y granadas; nosotros solo teníamos morteros artesanales y las barricadas", manifestó otro estudiante.
Las trincheras de piedras y adoquines poco les protegieron porque se pulverizaban con los disparos que hacían desde una distancia no muy lejana, manifestó.
El ataque fue tan brutal que se sintió fuerte una explosión cuando "tiraron una granada que pegó en el muro del portón que lo desbarató y por ahí entraron a la UNAN", agregó.
"Mataron a Gerald Velázquez, fue un tiro a la cabeza, no pudimos hacer nada y lo perdimos", dijo consternado este joven de 22 años, que pidió no ser identificado tras asegurar que continuará en la lucha cívica hasta que se vaya el presidente Daniel Ortega del gobierno.
Otra estudiante, con la pierna vendada y dificutad para caminar, relató que a la medianoche "nos quitaron la electricidad y nos empezaron a tirar a la cabeza (...) Miré caer a uno de mis compañeros (Velázquez), como era noche y estaba oscuro hasta en la mañana nos dimos cuenta del otro compañero muerto" en una barricada.
Los estudiantes de la UNAN, la más importante universidad pública del país, se tomaron el local casi un mes después de iniciadas las protestas el 18 de abril, debido al control que sobre ella tenía la dirigencia estudiantil, proclive al gobierno de Ortega.
La UNAN era el último reducto en manos de los estudiantes, tras dejar por decisión propia la Universidad Politécnica (Upoli) ante el constante asedio de la Policía y grupos de choque afines al Gobierno, que intentaban eliminar ese foco de resistencia en el este de Managua.
LEA MÁS: Estudiantes salen de iglesia de Managua tras fin de ataque que dejó dos muertos
"Yo estaba en la Upoli pero tras dejar ese recinto no tenía otra universidad donde quedarme. He visto morir a muchos compañeros a mi lado, no me puedo quedar de brazos cruzados", manifestó un estudiante de ingeniería que se identifica como Geyko, 24 años.
Tras el brutal asedio, los jóvenes lograron salir la mañana del sábado de la iglesia por gestión de la jerarquía católica, al frente de la cual estaba el cardenal Brenes y miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Dos buses llenos de alumnos ingresaron a los predios de la catedral de Managua, junto con ambulancias de Cruz Roja con algunos heridos, donde eran esperados por centenares de familiares y amigos entre aplausos, lágrimas y gritos de justicia.
#MESENI de la @CIDH está en la Catedral Metropolitana con @OACNUDH esperando a que llegue el Nuncio Apostolico, que está trasladando a un grupo de heridos que van saliendo de la Parroquia Divina Providencia. Apoyaremos el traslado de quienes todavía están atrincherados en la UNAN
— Paulo Abrāo (@PauloAbrao) July 14, 2018
"Gracias Dios", repetía una y otra vez una mujer que en un mar de llanto abrazada a su hijo, quien al bajar del autobús que lo llevó a catedral, corrió cojeando a buscar el regazo materno.
El padre de Gerald Velásquez, uno de los dos estudiantes muertos, llegó a la catedral en busca de información para la entrega del cadáver de su hijo, mientras recibía la solidaridad de la población en el lugar.
Las protestas antigubernamentales estallaron el 18 de abril contra una reforma a la seguridad social, pero tras la muerte de manifestantes por la represión, se convirtieron en una demanda para la salida del presidente Daniel Ortega.