Bruselas. Cerca de 400 millones de europeos están llamados a escoger la próxima semana a sus representantes a la Eurocámara, primera etapa del nuevo cambio de ciclo en la Unión Europea (UE), en un contexto de relativo auge de fuerzas populistas.
A diferencia del 2014, en plena crisis de la deuda y planes de austeridad, los comicios se celebran tras superar una divisoria crisis migratoria y en un contexto de tensión comercial mundial y de deterioro de las relaciones con los Estados Unidos de Donald Trump.
Capricho del calendario, Reino Unido, que activó su retirada de la UE aunque sigue buscando la puerta de salida, abrirá junto a Países Bajos la votación el jueves, a los que seguirán hasta el domingo el resto de los 28 países europeos.
"La ultraderecha es la mayor amenaza respecto a la situación de conflicto que enfrentamos", dijo recientemente el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtiendo que si gana peso, podrá influir "fuertemente" en los debates.
Las fuerzas populistas, con el ultraderechista líder italiano Matteo Salvini al frente, buscan rentabilizar los recelos hacia la acogida de refugiados para imponer su discurso soberanista y entrar con fuerza en el nuevo hemiciclo.
La francesa Marine Le Pen, aliada de Salvini y cuya campaña se centra en atacar al presidente galo, el europeísta Emmanuel Macron, llamó a movilizarse a "todos los que quieren defender la nación" de la "Europa de Macron".
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Jean-Dominique Giuliani, de la Fundación Robert Schuman, relativiza su auge. Los euroescépticos podrían progresar del casi 25% de escaños en la Eurocámara a un 35%, aumentando su "influencia pero sin bloqueo de las instituciones", aseguró.
Según el último Eurobarómetro, realizado entre febrero y marzo, un 68% de los encuestados consideraron beneficiosa la pertenencia a la UE. De los 28 países, Italia registró un mayor número de opiniones negativas (49%) que positivas (41%).
En unos comicios europeos, que los analistas consideran como un "voto de protesta", una de las incógnitas será la participación que, desde las primeras elecciones de 1979, cuando votó un 62%, cayó progresivamente hasta el 42,6%.
Además de la migración, la protección del medio ambiente se ha impuesto en la recta final como uno de los desafíos para el futuro de la UE, según un sondeo reciente de YouGov y varios diarios del bloque en ocho países europeos.
"Voten por nosotros, por sus hijos y por sus nietos", urgió en abril ante la Eurocámara la activista sueca Greta Thunberg, que a sus 16 años inició un movimiento de huelgas estudiantiles en la UE para concienciar sobre el cambio climático.
Del resultado de las elecciones a la Eurocámara, dependerá la designación posterior de los altos cargos en la UE, que los mandatarios europeos ya empezaron a debatir en su reciente cumbre el 9 de mayo en Sibiu (Rumanía).
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Los sondeos arrojan un escenario en el que se necesitarán varios partidos para conformar una mayoría, más allá de la tradicional coalición entre el PPE (derecha) y los socialdemócratas, por lo que se anuncian clave otras fuerzas europeístas como liberales y ecologistas.
Este juego de alianzas será crucial para designar a los futuros presidentes de la Comisión, Parlamento y Consejo Europeos, así como al próximo jefe de la diplomacia europea y el jefe del Banco Central Europeo.
El jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, convocó una cumbre especial el 28 de mayo para preparar una elección "rápida" en junio, pero el rechazo de algunos líderes al principio de que el cabeza de lista de la familia política que queda en primera posición anuncia una elección compleja.
“Los retos sobre los que hemos discutido hoy son difíciles. Nos necesitamos los unos a los otros para superarlos”, advirtió el miércoles durante un debate de candidatos la liberal Margrethe Vestager, vista como una de las eventuales sucesoras de Juncker al frente de la Comisión.