Ciudad de México. El expresidente de Bolivia, Evo Morales, dijo este martes al llegar a la Ciudad de México, en calidad de asilado político, que “seguirá la lucha”, y que solo habrá paz en su país cuando haya “justicia social”.
“Gracias a México, a sus autoridades, pero también quiero decirles que mientras tenga la vida seguimos en política, mientras esté en el tren de la vida sigue la lucha, y estamos seguros que los pueblos tienen todo el derecho de liberarse”, expresó en una primera declaración en el hangar del Ejército en el aeropuerto internacional de Ciudad de México.
"No por este golpe voy a cambiar ideológicamente", añadió.
Morales fue recibido por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien manifestó que “el día de hoy es un día de alegría” y aseguró que el expresidente boliviano gozará en México de “libertad, seguridad, integridad y protección de su vida”.
El exdirigente izquierdista llegó en un avión de la Fuerza Aérea de México que lo trasladó desde Bolivia, en un periplo lleno de cambios de último momento por parte de varios gobiernos que negaron el uso de su espacio aéreo, afectando el plan de vuelo previsto inicialmente.
Morales, quien gobernaba Bolivia desde el 2006, cuando se convirtió en el presidente indígena del país, llegó a México con el ahora exvicepresidente Álvaro García Linera y su exministra de Salud, Gabriela Montaño.
"Lo más importante es estar con vida y eso nos permite estar a lado del pueblo bolivariano", continuó.
“Muchas gracias por salvarnos la vida”, declaró por último Morales al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien le ofreció el asilo político desde el domingo pasado, el día en que renunció en medio de masivas protestas por su disputada reelección a un cuarto mandato.
Con el rostro cansado y solo un celular en mano, Morales denunció en un mensaje desde el aeropuerto capitalino cómo intentaron comprar a alguien de su círculo de seguridad a cambio de $50.000 para que lo entregaran al Ejército.
Sostuvo que en Bolivia hubo un “golpe político y cívico”, al que luego se sumó la Policía Nacional y que conllevó intimidaciones, quema de viviendas y represalias no solo contra él, sino contra las autoridades de su partido.