Santiago. Gabriel Boric lleva “un faro que ilumina en una isla desierta” tatuado en un brazo y se relaja leyendo, pero su vida real es la de un activista de izquierda que desde muy joven anhela un Chile con bienestar social. Diputado a los 35 años, Boric es el candidato más joven en la historia del país que compite por la Presidencia, junto a otros seis rivales. Su mayor reproche a la democracia en la que se crió, es que continuó un modelo económico instaurado en dictadura que hizo de Chile un país individualista, con una clase media y baja endeudada para pagar educación, salud y pensiones privadas.
Buena parte de sus seguidores y detractores lo han visto crecer como dirigente político desde el 2011, cuando lideró protestas estudiantiles por una enseñanza gratuita, en uno de los países con la educación más cara del mundo. “Nuestra generación irrumpe en política el 2011 despercudiéndose un poco de los miedos que había generado la dictadura y los pactos de la transición”, dijo en una entrevista con AFP.
LEA MÁS: Sebastián Piñera, el presidente que no pudo reponerse tras la feroz crisis social de Chile
Se refería al régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y a la Concertación, la coalición centroizquierdista que desde 1990 gobernó buen tramo de los 31 años de democracia, y hoy yace desintegrada, desprestigiada como reflejo de la gran crisis de confianza institucional. En ese escenario, Boric es el político con mejores posibilidades para vencer o pasar a la segunda vuelta tras la elección presidencial del domingo en Chile, según encuestas que desde 2019 han desacertado en casi todos sus pronósticos.
Giros
En la recta final electoral, este joven de ascendencia croata y catalana abandonó su estilo de universitario rebelde por una imagen de alumno ordenado, coherente con el tono moderado y de negociador de esta nueva etapa. A su época de dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, hace 10 años, atribuye el inicio de los cuestionamientos a un modelo por el que era importante “dar la pelea para hacer de Chile un país más justo”, dijo a la AFP.
Aunque entonces la democracia chilena tenía solo 20 años, estos estudiantes, de 24 o 25, entraron a cuestionar “el modelo de desarrollo, preguntarnos por qué lo que nosotros creíamos que debían ser los derechos sociales estaban privatizados; por qué la educación era un privilegio y no un derecho, por qué había salud para ricos y para pobres, por qué las pensiones eran un negocio”. Llegó la revuelta social que sacudió a Chile en octubre del 2019, en la que Boric jugó un papel protagónico al firmar el acuerdo político, del que se restó el Partido Comunista (PC), que hoy lo apoya, para convocar un plebiscito para cambiar la Constitución heredada de la dictadura.
Equilibrismo
Los detractores de Boric reprochan su inexperiencia, su alianza con el PC, su falta de título universitario pese a haber terminado la Escuela de Derecho y también sus cambios de posturas. Sus rivales por la presidencia rescataron tuits de Boric saludando a Nicolás Maduro como nuevo mandatario en Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez en marzo del 2013, pero en la campaña el candidato ha condenado ese régimen y rechazado el saludo de un líder comunista por la reciente victoria de Daniel Ortega en Nicaragua.
LEA MÁS: Chile queda a ciegas de encuestas a dos semanas de una elección presidencial crucial
“En nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia”, escribió en sus redes sociales el 12 de noviembre. Entre sus seguidores destacan artistas reconocidos, entre ellos el cineasta chileno Pablo Larraín, autor de “No” (2012) y “Jackie” (2016), hijo del ministro de Justicia del actual gobierno de Piñera y cuya familia forma parte de la llamada élite de derecha. “Quiero estar allí (en Chile) cuando Gabriel Boric sea presidente. Ese hombre tiene dentro de sí la esperanza de muchos”, dijo Larraín al diario El País desde Londres, mientras filma “Spencer”.
Patagónico
Soltero y oriundo de la austral Punta Arenas, se crió en una familia afín a los partidos Socialista y Demócrata Cristiano, y es un ávido lector desde que iba al colegio en The British School. “Ahora vengo de descubrir a (la autora nigeriana) Chimamanda Ngozi Adichie y me fascinó, me relaja leer mucho”, dijo el aspirante a la presidencia. “Soy de la Patagonia Austral, donde comienza el mundo, donde se funden todos los cuentos y la imaginación, en ese Estrecho de Magallanes que ha inspirado tantas bonitas novelas”, dijo orgulloso de su región.
Boric sabe que “los países no se resetean, no parten de cero, por lo tanto, estamos en un constante aprendizaje de los que nos antecedieron, tanto de sus aciertos como de sus errores”. Si llega a ser presidente quiere “algo que en Europa sería bastante obvio, que es asegurar un estado de bienestar para que todos tengan los mismos derechos sin importar cuanta plata tienen en la billetera”.
LEA MÁS: Senado de Chile rechaza destituir a presidente Sebastián Piñera por ‘Papeles de Pandora’