Cauca. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este sábado que comprará tres millones de hectáreas de tierra a los ganaderos para redistribuirlas entre campesinos, ante la alta concentración de la propiedad rural.
“Se firmó un pacto histórico (...) Es la decisión libre de los poseedores de tierra, dedicados a las ganaderías extensivas, de vender una parte de tierras fértiles que tienen un mejor uso en el mundo agropecuario, para ser entregadas a los campesinos”, dijo el mandatario.
El acuerdo se habría firmado con la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), este fin de semana.
Este acuerdo es la base para iniciar un trabajo conjunto entre Fedegán y el Ministerio de Agricultura en el que “indudablemente lo más difícil es conseguir los dineros para adquirir tierras a un ritmo de unas 500.000 hectáreas anuales”, dijo el Gobierno.
Petro explicó que no se trata solo de entregar una tierra, sino de que esa tierra esté acompañada de la base institucional indispensable para producir.
“Esa tierra tiene que tener crédito, tiene que tener transferencias tecnológicas, tiene que tener mecanismos de comercialización de sus productos, tiene que tener un proceso de asociatividad regional que nos permita saltar hacia la agroindustria”, apuntó el mandatario.
Así, ha destacado que “tres millones de hectáreas más de producción, fundamentalmente de alimentos, sería una verdadera revolución agraria en Colombia”.
El primer gobierno de izquierda de Colombia asumió el poder el 7 de agosto, con la promesa de llevar a cabo una “reforma agraria” que redistribuya las parcelas cultivables entre campesinos “sin tierra”, incluidos afrodescendientes e indígenas.
"El origen de la violencia es la absurda y concentrada tenencia de la tierra en Colombia (...) no solucionar el problema fundamental que genera la violencia es prácticamente conminar al país a carencias, a pobrezas, a falta de progresos y a la muerte de muchos de sus integrantes", añadió Petro.
El acuerdo está suscrito por el Gobierno a través del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el Ministerio del Interior y el Alto Comisionado para la Paz, por una parte, y por Fedegán por otra.
La negociación establece que los tres millones de hectáreas de tierra deben acreditarse como propiedad privada conforme a la ley, no tener ningún proceso agrario en curso ni medidas de protección y cumplir con las disposiciones ambientales y agrarias.
Adicionalmente, las parcelas deberán estar saneados en términos fiscales y con posesión en manos de sus propietarios. El Gobierno Nacional evaluará la capacidad productividad de la tierra ofertada y se precisará su ubicación. El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) determinará precios mínimos y máximos de cada una de las ofertas a precio de mercado.
Por su parte, el Gobierno asumirá el coste que genere materializar el respectivo negocio jurídico. El pago se efectuará con bonos de deuda pública u otra forma de pago que se determine posteriormente.
En los años 1960, campesinos se levantaron en armas exigiendo mayor acceso, lo que desató el conflicto interno que todavía persiste y que se agravó con la entrada en combate de grupos paramilitares que lucharon contra las guerrillas y despojaron de sus fincas a miles de familias.
Solo 12% de la tierra está cultivada
Colombia es uno de los países con el reparto más desigual de la tierra, según la ONG inglesa Oxfam. De acuerdo a datos oficiales, 39,6 de las 114 millones de hectáreas del país son cultivables, aunque en la actualidad solo el 12% (5,3 millones) están siendo aprovechadas.
La Federación Colombiana de Ganaderos calcula que unas 37 millones de hectáreas están destinadas a los bovinos.
El gobierno de Petro pretende distribuir diez millones de hectáreas para cultivar, como quedó acordado en el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC de 2016.
La llegada del izquierdista al poder animó a indígenas y a otros campesinos a ocupar a la fuerza predios en por lo menos diez de los 32 departamentos del país, uno de los primeros conflictos sociales que ha enfrentado este gobierno.