La Paz. El expresidente Evo Morales, exiliado en México, comenzó a ser investigado por “sedición y terrorismo”, en una movida del gobierno interino que podría complicar una solución a la crisis de Bolivia donde han muerto 32 personas en un mes de protestas en torno al líder indígena.
Esta viernes la Fiscalía abrió el proceso contra Morales a partir de la denuncia formal del ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo.
El funcionario acudió a la justicia con un audio como prueba. En la grabación revelada el miércoles, se escucha supuestamente a Morales instruyendo a un partidario cocalero para cercar a las ciudades e interrumpir el suministro de comida, mediante el bloqueo de vías.
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"Estamos pidiendo la máxima pena por sedición y terrorismo", afirmó Murillo.
El exgobernante de 60 años había denunciado en Twitter el día anterior los planes del gobierno de Jeanine Áñez para enredarlo en un "juicio internacional" con base en un "montaje".
La causa judicial será comunicada a México para que pueda rendir declaración, precisó por su parte el fiscal general, Juan Lanchipa.
En principio Morales sería investigado en su condición de expresidente, sin fuero especial. Si prospera un juicio afrontaría un castigo de hasta 30 años de cárcel.
El ministro Murillo denunció igualmente al exministro Juan Ramón Quintana, ex hombre fuerte del saliente gobierno, por los mismos cargos contra Morales. Su paradero es desconocido.
‘Déjennos gobernar’
El nuevo giro que podría dar la crisis boliviana coincide con la expectativa frente a una convocatoria a elecciones generales y la anulación del proceso del 20 de octubre, en el que Morales buscaba nuevo mandato.
Según el consultor político y excatedrático, Iván Arias, la medida contra Morales podría bien llevar a que "se fidelice su gente" o a asumir que "Evo ya es historia".
“Se pueden separar las aguas, es decir que Evo está afuera y arreglemos los problemas entre los que estamos acá”, opinó.
Con mayoría en el Congreso bicameral, el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), negocia un acuerdo con las antiguas fuerzas de oposición para renovar el Tribunal Supremo Electoral y dar paso a nuevos comicios, tras la renuncia del exmandatario el 10 de noviembre.
El gobierno provisional y el MAS presentaron sendas propuestas para tal fin. Dentro del partido de Morales, hay voces a favor y en contra de una nueva postulación de su líder.
El primer presidente indígena de Bolivia dejó el poder que ejerció por 13 años, a raíz del estallido social que siguió a las denuncias de fraude en los pasados comicios. Los militares y la Policía le retiraron el apoyo, tras lo cual Morales partió exiliado a México denunciando un golpe de Estado.
Sin embargo, la sucesión no trajo la calma.
La exsenadora Áñez lidia con el descontento de un sector indígena y campesino que apoya a Morales, y que en los últimos días ha librado fuertes choques con la Policía y los militares.
En un mes de crisis ya son 32 los bolivianos que han muerto en las calles, al menos 17 de ellos a bala en los enfrentamientos con fuerzas oficiales. Las protestas han generado desabastecimiento en La Paz, donde se han disparado los precios y se multiplican las filas para conseguir comida y combustible.
Este viernes Áñez, en una declaración a la prensa, clamó a sus opositores que la dejen cumplir con su trabajo por el "tiempo corto" que estará en el poder, ante las protestas que asfixian a La Paz, la capital administrativa.
"Este es un gobierno de estricto carácter provisorio y tiene como propósito la pacificación del país y la convocatoria de elecciones libres y transparentes en el más breve tiempo", añadió luego la exparlamentaria en un discurso oficial.
Enojo diplomático
El jueves el gobierno interino protestó ante México por la supuesta violación de Morales a los "principios" del asilo político. La Paz cuestionó que se le permita a Morales efectuar declaraciones que a su juicio evidencian una "actividad conspirativa".
Desde el exilio, Morales ha criticado severamente al nuevo gobierno por la represión de las protestas y en varias ocasiones ha dicho a los medios que está dispuesto a retornar a Bolivia para culminar su mandato el 22 de enero.
Incluso ha abierto la opción de no ser candidato en aras de contribuir a la pacificación de su país, fracturado entre los “leales a Evo” –en su mayoría indígenas campesinos– y las clases media y altas urbanas que rechazan su intento de aferrarse al poder.
Después de un mes de agitación, muchos bolivianos esperan un único anuncio de Áñez.
“Si llama a elecciones todo se va a relajar y esperemos que esta vez no haya ningún tipo de fraude y todo sea transparente”, afirmó Tatiana Vicuña, de 18 años.