Caracas. El gobierno y la oposición de Venezuela aseguraron haber acercado posiciones durante la tercera ronda de diálogos que finalizó este lunes en Ciudad de México, al tiempo que condenaron recientes actos de xenofobia contra venezolanos en Chile.
Los grupos de trabajo "sostuvieron reuniones conjuntas donde se acercaron posiciones en la búsqueda de soluciones a los desafíos en materia social, económica y política", señaló un comunicado leído por el diplomático noruego Dag Nylander.
Las partes no ofrecieron detalles sobre los temas que registran progresos en la negociación, destinada a resolver la grave crisis política y económica en que está sumergida la otrora potencia petrolera.
"Hemos dado otro paso acertado", destacó el presidente socialista Nicolás Maduro en declaraciones transmitidas por la televisión gubernamental.
Sus delegados y los de la Plataforma Unitaria también dijeron haber avanzado en la definición de un "mecanismo de consulta" de la mesa de diálogo que incluya a "actores políticos y sociales".
Con ese fin se realizarán "sesiones de consulta con diversos actores políticos y sociales, nacionales e internacionales, para que se constituya cuanto antes un eficiente mecanismo de consulta y participación", agregó el texto.
Ambos equipos rechazaron, de otro lado, los "actos de xenofobia y violencia" contra familias venezolanas durante una protesta contra extranjeros indocumentados el pasado sábado en la ciudad chilena de Iquique (norte).
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Esos hechos "constituyen una gravísima violación" de los derechos de los migrantes, subrayó la declaración, que también deploró las "campañas de odio contra" la población venezolana en "diversos países".
En la movilización de Iquique algunos de los 3.000 manifestantes quemaron las pertenencias de los venezolanos que acampaban en la calle, lo que motivó una investigación de la Fiscalía y provocó el rechazo de Naciones Unidas y el gobierno chileno.
La protesta estuvo marcada por carteles y gritos contra los migrantes irregulares, principalmente venezolanos, que desde hace años ingresan a Chile por pasos clandestinos desde Bolivia, cruzando la cordillera de Los Andes y el desierto de Atacama.
La crisis venezolana ha forzado a emigrar a unos cinco millones de personas.
El gobierno de Maduro y la oposición emprendieron nuevas negociaciones en Ciudad de México el pasado 14 de agosto con la facilitación de Noruega y el acompañamiento de Países Bajos y Rusia.
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Los representantes de Maduro apuntan primordialmente al levantamiento de sanciones de Estados Unidos, que incluyen un embargo petrolero, y al reconocimiento del mandatario, cuya reelección en 2018 es denunciada como un fraude por sus adversarios.
La oposición, por su parte, busca un cronograma electoral que incluya nuevos comicios presidenciales.
Maduro sostuvo este lunes que las conversaciones avanzan hacia "una paz permanente (...) y la recuperación de nuestros activos en el exterior", en referencia a Monómeros, petroquímica venezolana en Colombia cuyo control había sido entregado al opositor Juan Guaidó.
Con representación en las negociaciones, Guaidó es reconocido como presidente interino de Venezuela por medio centenar de países encabezados por Estados Unidos, luego de que se autoproclamó como tal en 2019 en su entonces condición de jefe parlamentario.
Maduro, a quien Washington y varios líderes latinoamericanos tildan de "dictador", se aferra al poder con el apoyo de los militares, Cuba, Rusia y China.
Las dos anteriores rondas de diálogo cerraron con acuerdos en puntos sin mayor disenso: mecanismos para financiar vacunas contra el covid-19 y la ratificación de la “soberanía” de Venezuela sobre Guyana.
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