Washington. Campañas de influencia, meticulosas investigaciones y algunas maniobras cuestionables: la tensión crece en Washington cuando se acerca el anuncio de Joe Biden de su candidata a la Corte Suprema de Justicia.
El presidente demócrata ha prometido nominar, por primera vez en la historia, a una afro estadounidense para el máximo tribunal y deberá dar su nombre a finales de febrero. Hasta ahora, ha dicho que se centra en cuatro candidatas, todas “increíblemente cualificadas”, para sustituir al juez progresista Stephen Breyer, que se jubilará en junio al concluir el período de sesiones.
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Con una intachable carrera tanto en el sector público como en el privado, Ketanji Brown Jackson, de 51 años, jueza de la prestigiosa Corte Federal de Apelaciones en Washington, ha sido durante mucho tiempo una favorita. Pero la magistrada Michelle Childs, de 55 años, ha remontado en los pronósticos gracias a la campaña apoyada por congresistas demócratas y republicanos que aprecian su origen humilde y su trayectoria lejos de la capital.
Por su parte, Leondra Kruger, jueza de la Corte Suprema de California, surgió como una buena opción gracias a su corta edad —45 años— y su percepción de mente brillante. Finalmente, una figura menos visible podría irrumpir inesperadamente. Mientras tanto, currículum, decisiones, discursos... todo es finamente escrutado por la Casa Blanca, que quiere evitar sorpresas desagradables durante el proceso de confirmación.
Sin ideología
La Constitución de Estados Unidos establece que los nueve jueces del Tribunal sean nombrados de por vida por el presidente y confirmados por la Cámara alta del Congreso. La confirmación, que durante décadas fue una formalidad, se ha convertido con la creciente polarización de la clase política en objeto de agrias batallas.
La más cruda sucedió en el 2018 después de que el entonces presidente republicano, Donald Trump, designó al juez Brett Kavanaugh después de que una mujer lo acusara de una agresión sexual que se remontaba a su juventud. Estas acusaciones, que él negó rotundamente, casi descarrilaron su polémica confirmación.
Además, Trump hizo entrar durante su mandato a tres jueces, lo que ancló firmemente a la institución en el conservadurismo. Aunque la sustitución del juez Breyer no modificará ese equilibro, se espera que incline un poco la balanza.
Aunque dado el débil control del Senado por parte de los demócratas, la Casa Blanca quiere proponer algún nombre que pueda obtener el apoyo de algunos congresistas del bando republicano. Por ello, examina meticulosamente los escritos y declaraciones de las candidatas, buscando cualquier frase o comentario que pueda ser leído como una señal de una postura demasiado marcada hacia la izquierda.
“No busco hacer una elección ideológica sino a alguien para reemplazar al juez Breyer, con una mente abierta que entienda la Constitución y la interprete de una forma consistente con la interpretación dominante”, explicó Biden en la cadena NBC, diciendo que confiaba en que contaría con los votos de algunos senadores de la oposición.
‘Todo lo necesario’
Para lograrlo, sus equipos están intensificando los contactos con miembros del Congreso y el propio presidente ha recibido a varios influyentes legisladores. Entre ellos, dos congresistas de Carolina del Sur están haciendo campaña abiertamente por Michelle Childs, quien ha ejercido toda su carrera en este estado.
“Ella tiene todo lo necesario para ser una gran jueza de la Corte Suprema”, argumentó el legislador Jim Clyburn, quien dio un impulso crucial a Joe Biden durante la campaña del 2020 y podría, en función de ello, esperar alguna contraprestación. El senador republicano Lindsey Graham fue más directo: “Ella obtendría la mayor cantidad de votos republicanos”, tal vez hasta diez, aseguró a la cadena televisiva ABC. “Cualquier otra persona sería problemática”, sentenció.
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Sin embargo, algunas voces del ala izquierda demócrata critican a la magistrada por haber defendido, cuando era abogada, a las grandes empresas contra sus empleados. Sin nombrarla, dos congresistas hicieron circular una carta denunciando “el dominio de los jueces pro empresas en la Corte Suprema”. En los intensos lobbies en curso, algunos han utilizado procedimientos menos loables.
Según Político, un exasistente de Ketanji Brown Jackson editó las páginas de Wikipedia de las candidatas para hacer parecer a su exjefa —que no estaba al corriente de la artimaña—, más progresista que sus rivales. Biden “no se dejará influir por las campañas públicas, los ataques o el cabildeo”, prometió la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki. “Se mantendrá enfocado en las cualificaciones, los expedientes, el pasado y las referencias” de las candidatas.