Copenhague. La independencia de Groenlandia centra todas las miradas en las elecciones de este martes al Parlamento local de este territorio autónomo danés rico en recursos naturales, pero infrautilizado, amenazado por el calentamiento y los problemas sociales de su población, predominantemente autóctona.
Desde el 2009, Groenlandia es ampliamente independiente en su política económica, mientras Copenhague todavía es responsable de las funciones soberanas como la moneda y la política exterior y de defensa.
Esta enorme isla cubierta de hielo en tres cuartas partes de su territorio solo cuenta con 55.000 habitantes en una superficie cuatro veces mayor a Francia.
Sla Constitución danesa reconociera el derecho a la autodeterminación de la isla, la secesión la privaría de los 3.600 millones de coronas (483 millones de euros) que le envía el Gobierno Central cada año.
Un maná que representa casi el 60% de su presupuesto y explica el dilema de los independentistas: separarse sin empobrecerse.
Con un producto interno bruto (PIB) de $2.200 millones en el 2015, la Groenlandia independiente sería el país más pobre de Europa con San Marino.
De los siete partidos en liza, seis abogan por la independencia y algunos quieren acceder a ella ya en el 2021, cuando se cumplen 300 años de la ocupación danesa. La mayoría no da un calendario exacto.
Según los sondeos de opinión, Inuit Ataqatigiit (IA), partido de izquierdas-verde, debería salir vencedor de las elecciones al Inatsisartut, el Parlamento de 31 escaños de la isla.
El último sondeo publicado el viernes le otorgaba un 31% de intención de voto por delante de su gran rival, Siumut, de tendencia socialdemócrata y que domina en la vida política groenlandesa desde 1979, actualmente en el poder.
La única formación en contra de la independencia, el Partido de la Cooperación, no conseguiría más que el 2,9% de los votos.
Pensarlo bien
Para Aaja Chemnitz Larsen, del partido IA, antes de hablar de un calendario hay que pensar mucho.“Las inversiones extranjeras serán esenciales para el desarrollo de la sociedad groenlandesa”, explica la diputada.
Su partido quiere diversificarlas, y Groenlandia despierta el apetito tanto en occidentales como en rusos y chinos por su ubicación estratégica en el Ártico.
Pero Copenhague tendría algo que decir si considera que estas inversiones amenazan su política exterior y de seguridad.
Para financiar su soberanía, al territorio no le faltan ventajas, “especialmente en los minerales”, apunta Mikaa Mered, profesor de Economía y Geopolítica en el ILERI de París, especialista en el Ártico.
No obstante, “sufre de un problema de infraestructura y falta de mano de obra”.
La pesca, que representan el 90% de las exportaciones groenlandesas, puede beneficiarse provisionalmente del cambio climático cuando permite la diversificación de las capturas.
El turismo lucha por despegar a medida que estalla en la vecina Islandia.
La participación electoral es elevada en Groenlandia, alrededor de un 70% de los 40.000 votantes.