Washington. EFE. Donald Trump se afianza en la carrera presidencial republicana tras sus victorias en las elecciones primarias del martes en EE. UU., mientras la demócrata Hillary Clinton sigue como favorita, pero sin poder noquear a su rival, Bernie Sanders.
El magnate inmobiliario se impuso con holgura en Míchigan, Misisipi y Hawái, tres de los estados en liza para los republicanos en la noche del martes, y solamente cedió en Idaho, donde ganó el senador ultraconservador de origen cubano Ted Cruz.
Así, el polémico multimillonario recobró el impulso perdido el pasado fin de semana, cuando salió derrotado en Kansas y Maine, donde Cruz se llevó el gato al agua, y en Puerto Rico, que dio el triunfo el senador por Florida de origen cubano Marco Rubio, el candidato preferido por el aparato del Partido Republicano.
Trump, quien ha ganado en 15 de los 24 estados que han acudido a las urnas para elegir un aspirante republicano a la Casa Blanca, instó a su formación a unirse bajo el paraguas de su candidatura pese al descontento del establishment con su discurso xenófobo y sus desaires hacia la dirección.
‘Unificador’. “Si podemos aprovechar este momento como partido, vamos a ganar con facilidad” el 8 de noviembre, dijo Trump a la cadena CNN, al presentarse como un “unificador”.
Trump volvió a hacer un guiño a la dirección del partido al recordar la “gran conversación” que mantuvo hace días con el presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano Paul Ryan, con quien habló de “unificar” a los conservadores.
Aunque la batalla por la candidatura republicana está todavía por dirimirse, el magnate da por hecho que será el elegido y se declaró listo para enfrentarse con Clinton en la pugna por la Casa Blanca, aunque las encuestas lo dan como perdedor en ese hipotético duelo.
“No hay entusiasmo por Hillary Clinton”, afirmó Trump, quien se refirió al “golpe” sufrido por la ex secretaria de Estado este martes, cuando encajó una inusitada derrota, aunque por estrecho margen, ante el senador Bernie Sanders en Míchigan.
Tan inesperado fue ese traspié, cuando todos los sondeos vaticinaban una cómoda victoria para Clinton, que el diario especializado Político habló del “milagro de Míchigan”.
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El senador de Vermont logró una de sus mayores victorias en su empinada campaña, al vencer a Clinton, 49,9% contra 48,2%, después de que los sondeos le dieran a ella una diferencia de 20 puntos en ese estado.
Clinton triunfó en Misisipi y volvió a dar vida a la campaña de Sanders, a quien no termina de propinar un revés que allane su camino a la Casa Blanca.
La aspirante lleva gran ventaja en el capítulo de delegados. Ha logrado 760 delegados y 461 “superdelegados” frente a los 546 delegados y 25 “superdelegados” de Sanders. Se requieren 2.383 para conseguir la nominación demócrata.
El director de campaña de Clinton, Roby Mook, trató de quitar hierro al resbalón de Míchigan, al subrayar que la candidata afronta las primarias como “una batalla por los delegados”.
“Estamos acercándonos al punto en que nuestra ventaja respecto a los delegados será insuperable”, aseguró Mook.
Republicanos y demócratas tienen ahora el ojo puesto en el supermartes del 15 de marzo, cuando celebrarán comicios primarios en los estados de Florida, Illinois, Misuri, Carolina del Norte y Ohio.
La cita resulta especialmente decisiva para los republicanos, ya que, en Florida, Illinois y Ohio, el ganador se adjudica todos los delegados en disputa.
Trump parte como gran favorito para imponerse en Florida y Ohio, estados en los que Rubio (senador por Florida) y John Kasich (gobernador de Ohio) se juegan, respectivamente, su supervivencia en la contienda por la nominación presidencial.
Según una encuesta divulgada el miércoles por CNN, el magnate acapara en Ohio 41% de intención de voto, por encima del 35% de Kasich.
En cuanto a Florida, el multimillonario cuenta con 40% de respaldo, frente al 24% de Marco Rubio.
El sondeo también da motivos para el optimismo a Hillary Clinton, que vencería a Sanders en Ohio (63%) y Florida (61%).