Budapest. Hungría, dirigida por un gobierno abiertamente hostil a la migración, declaró este miércoles que se retiraba del pacto mundial sobre la migración aprobado la semana pasada en la ONU, afirmando que el acuerdo es “peligroso”.
Este documento no vinculante, finalizado tras 18 meses de negociaciones, prevé reforzar la cooperación internacional para hacer frente al fenómeno mundial de la migración.
Washington se retiró a finales del 2017 de la elaboración del pacto, porque incluía disposiciones contrarias a la política de migración de Donald Trump.
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El ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, declaró este miércoles en Budapest que el documento es "peligroso para el mundo y para Hungría", ya que "incitará a millones de personas a tomar la carretera".
“Hungría tiene que salir del proceso de aprobación (del texto) y, haciéndolo, señalar claramente que no considera de ninguna manera que las medidas o líneas directrices del paquete constituyan la vía a seguir”, declaró.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miroslav Lajčák, reaccionó subrayando que el Pacto mundial sobre las migraciones "no debe ser visto como una amenaza".
“Al contrario, (debe) ser considerado como la primera plataforma de gestión del fenómeno internacional de las migraciones”, indicó el vocero de Miroslav Lajčák, Brenden Varma.
El pacto será rubricado formalmente en una conferencia internacional en Marruecos a mediados de diciembre, y Lajčák "espera que el gobierno húngaro esté presente", añadió Varma.
Este pacto se considera como el primer documento a nivel internacional sobre la migración.
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Remarca una serie de principios –defensa de los derechos humanos, los derechos de los niños, reconocimiento de la soberanía nacional– y comprende un catálogo de medidas para ayudar a los países a hacer frente a la migración: mejorar la información, acciones para integrar mejora los migrantes, intercambio de experiencias.
En Hungría, el primer ministro soberanista Viktor Orban, que fue reelegido en abril, ha puesto de relieve desde 2015 su política hostil a la acogida de migrantes procedentes de fuera del territorio europeo, suscitando las críticas de la comunidad internacional.