Washington
El legislador republicano Devin Nunes, presidente de la Comisión de Inteligencia en la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, anunció este jueves que se recusa de la investigación sobre la alegada injerencia rusa en las elecciones presidenciales del año pasado.
Nunes, un firme aliado de Trump, se encontraba en el centro de una enorme controversia por tentativas de politizar las investigaciones y proteger a la Casa Blanca, aunque en una nota oficial responsabilizó por la polémica a "activistas de izquierda".
De acuerdo con Nunes, las denuncias presentadas en su contra ante la Oficina de Ética del Congreso, son "falsas y políticamente motivadas", pero consideró que "es de interés" de la Comisión de Inteligencia que dé un paso al costado.
"Continuaré cumpliendo con mis otras responsabilidades como presidente de la Comisión", expresó el legislador.
La Comisión de Inteligencia de la cámara de Representantes tiene en manos una investigación sobre la alegada injerencia de agencias rusas de inteligencia durante las elecciones presidenciales que se realizaron en el 2016.
De acuerdo con órganos estadounidenses de inteligencia, Rusia estuvo por detrás del pirateo de divulgación de correos electrónicos comprometedores de la candidata Hillary Clinton, con el objetivo de ayudar a la victoria de Donald Trump.
Sin embargo, la investigación asumió un carácter más amplio y polémico ante la afirmación de Trump -aún sin comprobar- de que él y su equipo de campaña fueron objeto de espionaje por parte del expresidente Barack Obama.
Cuestionamiento. La credibilidad de Nunes para conducir la investigación quedó hecha añicos el pasado mes cuando recibió información que consideró que sustentaba la denuncia de Trump, pero en vez de informar a la Comisión se apresuró a informar al presidente sobre lo ocurrido.
Nunes quedó en el centro de la polémica ya que la investigación que conducía en la Comisión supuestamente tenía a Trump como uno de los blancos de las pesquisas y, por lo tanto, no podría haberlo mantenido informado de nuevos detalles.
Para empeorar la situación, trascendió que esa información que aparentemente confirmaba la denuncia de Trump contra Obama había tenido origen en funcionarios del segundo y tercer escalón del propio gobierno de Trump.