Seúl. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo surcoreano, Yoon Suk–yeol, afirmaron este sábado que contemplan intensificar las maniobras militares conjuntas en respuesta a la “amenaza” de Corea del Norte, al que ofrecieron ayuda contra la covid–19.
Tras una reunión en Seúl, en el primer viaje de Biden a Asia, ambos líderes afirmaron que “en vista de la evolución de la amenaza que representa” Corea del Norte acordaron “entablar conversaciones con miras a ampliar el alcance y la escala de los ejercicios y entrenamientos militares conjuntos en la península de Corea y sus alrededores”.
Los servicios de inteligencia surcoreanos advirtieron que su vecino del norte había completado sus preparativos para una prueba nuclear y esperaba el momento idóneo para llevarla a cabo. Washington no excluye una “provocación” de Pyongyang durante o justo después de la gira de Biden por Asia.
Según Yoon, Biden y él también hablaron sobre las diferentes formas de “coordinarse con Estados Unidos sobre el despliegue de efectivos estratégicos si fuera necesario”, indicó, citando “aviones de combate y misiles”.
‘Fuerte relación personal’
Sumándose a la incertidumbre sobre lo que ocurre en la hermética Corea del Norte, el país se enfrenta a un enorme brote de covid–19 que puede poner en jaque su deficiente sistema sanitario.
Los dos mandatarios expresaron su “preocupación” y se dijeron “dispuestos a trabajar con la comunidad internacional para proporcionar asistencia” a Pyongyang. Biden indicó que su país ofreció vacunas a Pyongyang pero “no ha recibido respuesta”.
Por su parte, Yoon explicó que su ofrecimiento a Corea del Norte obedecía a “principios humanitarios, al margen de asuntos políticos y militares”. No existe consenso sobre si esta situación puede retrasar el previsto ensayo nuclear o precipitarlo como maniobra de distracción.
La exanalista de la CIA, Soo Kim, dijo a la AFP que una prueba nuclear de Pyongyang estrechará todavía más la colaboración entre Washington y Seúl. Corea del Norte ha acelerado sus pruebas de armamento desde principios de año. Las conversaciones de desarme están estancadas desde la fallida cumbre del 2019 entre Kim Jong Un y el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Biden dijo este sábado que solo aceptaría reunirse con el líder norcoreano si este era “sincero”.
Además de hablar sobre las tensiones con Pyongyang y las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, el objetivo del viaje de Biden es establecer “una fuerte relación personal” con Yoon, investido hace menos de dos semanas, indicó un funcionario estadounidense.
‘Eje de paz’
Tanto Japón como Corea del Sur son considerados actores claves en la estrategia estadounidense de frenar la influencia china y mantener lo que Washington define como “un Indopacífico libre y abierto”.
En sus primeras declaraciones tras aterrizar, Biden dijo que la alianza entre ambos países era “un eje de paz, estabilidad y prosperidad” y alabó la importancia de Samsung en el mercado de semiconductores, componente vital de casi cualquier producto tecnológico.
Destacando la apertura de una fábrica de semiconductores de Samsung en Texas en 2024, Biden sostuvo que, ante la escasez internacional de esas piezas, Corea del Sur y Estados Unidos deben trabajar para “mantener nuestra cadena de suministro resiliente, fiable y segura”.
Los problemas en la cadena de suministro suponen un desafío a nivel interno para Biden, ante el incremento de precios, que puede restar apoyos a su Partido Demócrata en las elecciones de medio mandato de noviembre.
En la misma jornada, el gobernador del estado de Georgia anunció que el gigante del automóvil surcoreano Hyundai construirá una planta por $5.500 millones para producir vehículos eléctricos y baterías.
Después de Corea del Sur, Biden continuará su gira, el domingo, en Japón, donde se reunirá con el primer ministro Fumio Kishida y el emperador Naruhito.
El martes acudirá a una cumbre del grupo Quad formado por Australia, Estados Unidos, India y Japón como un contrapeso a la influencia de China en Asia– Pacífico.