Washington. Con la designación de John Kerry como representante especial para el clima, el presidente electo, Joe Biden, apuesta por un diplomático con experiencia y conocido por líderes mundiales para consagrar el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París.
Fue el propio Kerry, entonces secretario de Estado de Barack Obama, quien en el 2015 firmó en nombre de Estados Unidos ese tratado. Lo mismo ocurrió con el acuerdo nuclear iraní, del cual también se apartó el presidente Donald Trump.
Biden prometió disponer el retorno de Estados Unidos al Acuerdo de París apenas entre a la Casa Blanca el 20 de enero.
“Regreso al gobierno para volver a llevar a Estados unidos por buen camino ante el mayor desafío que enfrenta esta generación y las que le seguirán”, dijo Kerry en Twitter y prometió “tratar a la crisis climática como la urgente amenaza a la seguridad nacional que es”.
The work we began with the Paris Agreement is far from done. I'm returning to government to get America back on track to address the biggest challenge of this generation and those that will follow. The climate crisis demands nothing less than all hands on deck. pic.twitter.com/xxfakodQ6d
— John Kerry (@JohnKerry) November 23, 2020
Kerry, de 76 años, es uno de principales pesos pesados del Partido Demócrata. Dos años menor que Biden, fue secretario de Estado, intentó infructuosamente postularse a la Casa Blanca en el 2004 y en sus 28 años como senador se caracterizó por su interés en los asuntos exteriores.
Compromiso con el clima
Dejó el cargo de secretario de Estado cuando en enero del 2017 Trump inició su mandato. Y la cuestión del clima fue uno de sus asuntos predilectos.
Un año atrás, lanzó una alianza de personalidades contra el cambio climático a la que bautizó "Guerra Mundial Cero".
“Ningún país hace su trabajo”, sobre el clima, expresó entonces. “Tenemos que tratar esto como una guerra”, afirmó.
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Cada año de inacción durante la presidencia de Trump fue complicando esa guerra. La emisión de gases de efectos invernadero en Estados Unidos está cayendo por el creciente uso de energías renovables y por la pandemia. Sin embargo, eso no ocurre a la velocidad necesaria para lograr el objetivo proclamado por Biden: llegar en el 2050 a la neutralidad absoluta de carbono.
Cuando se firmó el Acuerdo de París en diciembre del 2015, la idea de un mundo neutro en carbono en 35 años parecía tan radical que ni figuraba en el texto. La neutralidad en carbono significa que los residuos de las emisiones de carbono son neutralizados por sistemas de absorción.
Sin embargo, en cinco años, muchos países y la Unión Europea se pusieron como objetivo alcanzar esa meta en 2050.
China anunció en setiembre que llegaría a ella en 2060 no sin criticar la inconsistencia de Estados Unidos, el segundo mayor emisor mundial de gases contaminantes.
Kerry deberá recuperar la confianza de los socios de Estados Unidos y probar que lo pactado en París, y que fue debilitado por Trump, era la correcto.
Ese acuerdo no impone medidas a los signatarios. Les pide que ellos mismos fijen sus objetivos, los respeten y eventualmente los incrementen. Esa formula poco coercitiva es, a la vez, la fuerza y la debilidad del acuerdo pues depende de la buena voluntad de cada país.
Experiencia en el exterior
Kerry está curtido en misiones diplomáticas peligrosas. Además del clima e Irán, negoció con Rusia un acuerdo sobre las armas químicas en Siria.
El presidente Barack Obama lo envió en 2011 a Islamabad para intentar apaciguar a los socios pakistaníes que estaban disgustados porque Washington no les informó sobre el ataque aéreo que terminó con la muerte de Osama bin Laden.
Alto, esbelto, francófono, Kerry gusta de los contactos personales, los apretones de manos, las palmaditas en la espalda de sus interlocutores, gestos siempre bien recibidos en la diplomacia.
El tiempo apremia. Desde el 20 de enero, el gobierno de Biden deberá mostrar al mundo su plan sobre el clima con la mira puesta en la conferencia COP26 que la ONU celebrará en Glasgow en noviembre del 2021.