A 11 días de la fecha prevista del brexit, el Reino Unido seguía sumido en la incertidumbre este domingo después de que el parlamento obligara al primer ministro, Boris Johnson, a pedirle a la UE un nuevo aplazamiento del divorcio.
El sábado, los diputados aprobaron una enmienda para que el acuerdo que alcancen Johnson y Bruselas para el brexit no sea avalado hasta que se adopte la legislación para implementarlo, con lo que activaron una ley que obligó al Gobierno a pedir la nueva prórroga.
Pero la UE tiene tres cartas, de las cuales la AFP obtuvo copia. La primera, sin firmar, pide una prolongación de tres meses. La segunda, rubricada por Johnson, dice que no quiere ese aplazamiento. Y la tercera, del embajador británico ante la UE, Tim Barrow, precisa que la prórroga sólo se pidió para ajustarse a la ley.
"Ahora empezaré a consultar a los líderes de la UE sobre la manera de actuar", tuiteó el presidente de Consejo Europeo, Donald Tusk, tras haber hablado por teléfono con Johnson.
Según Downing Street, el dirigente conservador conversó igualmente con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con la canciller alemana, Angela Merkel. Francia consideró que “no interesa a nadie” volver a aplazar el brexit.
Un “teatro”
Para el jefe del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, es una victoria: “a pesar de su postura irritable y fanfarrona”, Johnson tuvo que “respetar la ley”. “Su acuerdo perjudicial fue derrotado”, tuiteó la noche del sábado.
El diputado John McDonnell, encargado de asuntos económicos en el Partido Laborista, subrayó que Johnson "buscaba socavar la primera carta" que pide un aplazamiento, enviando otra "contradictoria".
“Es teatro en cierta medida (...) pero también es algo fundamental”, dijo en una entrevista en la televisión Sky News, al estimar que el primer ministro no era digno de confianza.
La prensa conservadora fustigó al parlamento este domingo. “Hoy, el Reino Unido podría haber comenzado a sanar con el fin del purgatorio del brexit. Pero los diputados nos sometieron a un aplazamiento aún más agonizante”, escribió The Mail on Sunday. The Sunday Telegraph preguntó: “¿Por qué no nos dejan marchar?”.
La ley que obligó a Johnson a pedir la extensión fue adoptada en setiembre para evitar un no deal (brexit sin acuerdo), algo a lo que el premier se había declarado preparado si fuera necesario con el fin sacar al Reino Unido de la UE el 31 de octubre.
Esa ley estipula que si para el 19 de octubre el parlamento no había aprobado ningún acuerdo de salida, el primer ministro debía pedir el aplazamiento del brexit al 31 de enero de 2020.
Johnson esperaba esquivar el texto haciendo aprobar, el sábado, un nuevo acuerdo de retirada alcanzado con la UE días antes, pero la Cámara de los Comunes aplazó su votación para inicios de la semana.
La noticia fue recibida con júbilo por cientos de miles de británicos que se manifestaron en Londres pidiendo un segundo referendo que saque al país de la crisis en que lo sumió la consulta de 2016, cuando el brexit se impuso por el 52% de votos.
Johnson quiere una “conclusión”
La decisión del parlamento dejó al Reino Unido en la incertidumbre.
Johnson, quien llegó al poder a fines de julio con la promesa de sacar al Reino Unido de la UE a toda costa el 31 de octubre, se opone a cualquier aplazamiento del divorcio, previsto inicialmente para el 29 de marzo y postergado ya dos veces.
"Una nueva prolongación sería perjudicial tanto para los intereses del Reino Unido y de nuestros socios europeos, como para nuestras relaciones", insistió en su carta a Tusk. "Debemos llevar este proceso a su conclusión", agregó.
El primer ministro aseguró que no va a “negociar” un aplazamiento con la UE y aseguró que “la próxima semana” presentará la legislación necesaria para la ejecución del acuerdo del brexit.
El texto negociado con Bruselas regula las condiciones del divorcio después de 46 años de convivencia, permitiendo una salida suave acompañada de un período de transición que dure al menos hasta finales de 2020.
Sin un acuerdo, el Reino Unido se vería ante una salida a las bravas que hace temer a los sectores económicos el caos en las fronteras, la escasez de alimentos y medicamentos y el aumento de los precios, e incluso una recesión.