Madrid. Los socialistas de Pedro Sánchez, sufrieron un duro revés a manos de la oposición de derecha en las municipales y autonómicas del domingo en España, un muy mal augurio para el gobierno de izquierda a seis meses de las legislativas nacionales.
“Hemos ganado con claridad y hemos dado el primer paso para un nuevo ciclo político (...) en los próximos meses”, se congratuló el líder del Partido Popular (PP, derecha), Alberto Núñez Feijóo, haciendo referencia a esas elecciones generales que se realizarán a finales de año, en una fecha aún por definir.
Tras una jornada en la que su partido ganó la mayoría de los votos en las municipales y arrebató el gobierno en varias regiones a los socialistas, Núñez Feijóo celebró la noche del domingo en el balcón de la sede del PP en Madrid, ante centenares de seguidores que gritaban “¡presidente, presidente”
La derrota de los socialistas fue sin paliativos en estos comicios que la derecha había erigido en un plebiscito sobre Pedro Sánchez y una primera vuelta antes de las legislativas.
Un “tsunami” de la derecha “ha pasado hoy en todas y cada una de las comunidades autónomas (regiones) de España”, admitió el presidente regional saliente de Aragón, el socialista Javier Lambán, tras haber sido derrotado por la derecha.
El PP logró sus objetivos este domingo, empezando con haber conseguido el mayor número de votos en las municipales, con más de 7 millones (un 31,5%), dos millones más que hace cuatro años, frente a los 6,2 millones (28,1%) del Partido Socialista de Pedro Sánchez
Y principalmente, el PP tenía casi asegurada la conquista de al menos seis de las diez regiones hasta ahora gobernadas (directamente o en coalición) por los socialistas.
Pactos con la extrema derecha
De todas maneras, el PP tendrá probablemente que pactar con la extrema derecha de Vox para formar gobierno en algunas regiones, un problema para Núñez Feijóo, quien sabe que las legislativas se ganan con un discurso más de centro.
Vox, tercera fuerza en el Parlamento nacional, logró grandes avances este domingo, llegando en tercera posición en las municipales y entrando en varios parlamentos regionales, donde su apoyo será “absolutamente decisivo” para que la derecha desbanque a la izquierda, dijo su líder Santiago Abascal.
En una de sus dolorosas derrotas, los socialistas perdieron la alcaldía de Sevilla, la mayor ciudad de Andalucía (sur) y uno de sus baluartes, en beneficio del PP, según la televisión pública TVE.
Los socialistas tampoco lograron ganar en Barcelona, la gran metrópolis de Cataluña, que ocuparon desde 1979 hasta 2011, aunque podrían intentar un pacto con otros partidos de izquierda para gobernar en coalición.
“No es lo que esperábamos tras estas semanas de campaña electoral y evidentemente tenemos que hacer también una reflexión de cara a los próximos meses”, admitió la portavoz socialista, Pilar Alegría.
En esta jornada sin mayores incidentes, los españoles estaban convocados para renovar todos los municipios del país y doce de las diecisiete comunidades autónomas (regiones).
Bajo la lluvia en varias zonas del país, la participación en las municipales fue finalmente del 63,89%, inferior a la de los pasados comicios de 2019 (65,19%).
Un gobierno con desgaste
Si bien el nombre de Pedro Sánchez no estaba en ninguna papeleta, ni el de Alberto Núñez Feijóo, lo que estaba en juego era muy importante para el futuro de ambos políticos.
Ambos se implicaron tanto en la campaña que le dieron un cariz nacional y de primer test para las legislativas.
Presidente del gobierno desde 2018, Sánchez llegó a esta prueba electoral con desventajas: el desgaste del poder, así como la alta inflación - si bien menor que en la mayoría de los países europeos - y la caída del poder adquisitivo resultante.
Además, la imagen del gobierno sufrió por los reiterados enfrentamientos entre los socios de coalición: los socialistas y la izquierda radical de Podemos.
Según los resultados parciales, Podemos también habría sufrido un retroceso neto.
Sánchez hizo campaña sacando pecho del balance de su gobierno, sobre todo presumiendo de buenos datos económicos.
Pero parecía haber surtido más efecto la campaña de Núñez Feijóo, quien acusó a Pedro Sánchez de estar subordinado tanto a la izquierda radical como a partidos independentistas del País Vasco y Cataluña, que suelen apoyar al gobierno para aprobar sus reformas.