París. “Es el inicio de algo nuevo”. En las calles de Francia, la oposición a la reforma de las pensiones tomó un giro más radical de la mano de jóvenes activistas, cansados de las manifestaciones semanales y dispuestos a contraatacar.
“Sentimos algo diferente. He venido a coger fuerzas entre estos jóvenes enfurecidos”, afirmó un manifestante de 50 años el viernes, en la segunda noche de manifestaciones antigubernamentales en la plaza de la Concordia de París, bajo una lluvia de gases lacrimógenos.
En la céntrica plaza, famosa por haber sido uno de los lugares de ejecución durante la Revolución Francesa, oleadas de jóvenes encapuchados se enfrentaron a la policía.
Detrás de ellos, la Asamblea Nacional —la cámara baja del Parlamento— está protegida por un cordón de vehículos de la policía, al igual que el palacio presidencial, ubicado cerca.
La decisión del jueves del presidente liberal Emmanuel Macron de adoptar por decreto su controvertida reforma de las pensiones levanta una ola de indignación en el país.
Las protestas se multiplicaron este sábado, en un clima de creciente tensión política y social, con el inicio de bloqueos de refinerías.
Las autoridades prohibieron las concentraciones en la plaza de la Concordia de París, frente a la Asamblea Nacional (cámara de diputados), tras dos noches de manifestaciones que dieron lugar a incidentes con centenas de detenciones.
A la espera de una nueva jornada de protestas convocada por los sindicatos el próximo jueves, los paros sectoriales ralentizan la actividad de la segunda economía de la Unión Europea (UE) y toneladas de basura se amontonan en sus principales ciudades.
La decisión de Macron de aprobar la reforma mediante una disposición constitucional (el artículo 49.3) que le permite saltarse el voto legislativo dio nuevo fuelle a la indignación popular, que venía mermando, y radicalizó a grupos de jóvenes.
Diputados de fuerzas opositoras presentaron dos mociones de censura, que se discutirán a partir del lunes. La aprobación, en principio difícil, de cualquiera de ellas anularía el decreto presidencial y obligaría a la primera ministra Elisabeth Borne a presentar su renuncia.
La reforma que incendió al país pretende retrasar la edad de la jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para cobrar una pensión completa.
Las autoridades prohibieron las concentraciones en la Plaza de la Concordia después de dos noches de enfrentamientos entre manifestantes que arrojaron botellas y bengalas contra las fuerzas de seguridad, que a su vez replicaron con gases lacrimógenos y detuvieron a más de 300 personas.
Nuevas protestas e incidentes
Una marcha reunió el sábado a unos 4.000 manifestantes (según una fuente policial) en la Place d'Italie, en una zona populosa de París.
"Estoy sentada todo el día frente a una computadora, me duelen los ojos, tengo dolor de cabeza y ya tuve dos flebitis", cuenta una manifestante de 55 años, para explicar su rechazo de la reforma.
Los organizadores de la concentración ordenaron su dispersión cuando algunos grupos empezaron a incendiar cubos de basura y a destruir paradas protegidas de autobuses.
Varias ciudades fueron teatro de otras marchas, como Marsella, Brest (oeste), Toulon o Montpellier.
"¿Qué nos queda sino seguir manifestando? Las movilizaciones eran pacíficas, hasta la aplicación del 49.3. Ahora hay potencial para un aumento de la tensión social", consideró Romain Morizot, un ingeniero de telecomunicaciones de 33 años, en la marcha de Marsella, segunda ciudad de Francia.
La mayor refinería de petróleo de Francia, situada en Normandía (noroeste), empezó a paralizar sus instalaciones el viernes por la noche y otras podrían imitarla a partir del lunes, indicaron fuentes sindicales.
El ministro de Industria, Roland Lescure, indicó que el gobierno podría ordenar requisas de personal para evitar penurias de carburante.
También se ordenó requisas de recolectores de basura de París para empezar a despejar unas 10.000 toneladas de residuos que se acumulan en las calles de la capital.
“Evidentemente, el presidente de la República está siguiendo la situación”, señalaron fuentes en el entorno de Macron.
‘Negación’ de la democracia
"¿Qué les responderé a los jóvenes que me dicen que votar no sirve para nada? Yo elegí a un diputado, que no puede votar. Estamos en plena negación de la democracia", afirmó Nathalie, una mujer de unos 30 años, que se negó a dar su apellido, en una manifestación de unas 300 personas en Besançon (este).
Una de las mociones de censura contra el gobierno fue presentada por el grupo parlamentario independiente LIOT y otra por el partido ultraderechista Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, derrotada por Macron en la segunda vuelta de las dos últimas elecciones presidenciales.
La presentada por LIOT puede recabar el máximo de apoyos, pero se quedaría a unos 30 votos de los 287 necesarios (la mitad más uno de los 577 escaños) para hacer caer el gobierno y la reforma.
El frente de izquierdas Nupes y el partido de Le Pen anunciaron que apoyarían la moción de LIOT. Los votos faltantes deberían provenir del partido opositor de derecha Los Republicanos, que negoció con el oficialismo la reforma de las jubilaciones, aunque con la disidencia de unos veinte de sus legisladores.