Washington. La prueba de misiles balísticos intercontinentales de Corea del Norte recordó este jueves al presidente Joe Biden que sus planes de centrar la política exterior estadounidense en Asia deben seguir su curso, pese a que ahora el foco esté en la invasión rusa de Ucrania, estimaron analistas.
La primera prueba del misil más potente del líder norcoreano Kim Jong Un desde el 2017 fue un recordatorio para Biden de su influencia limitada, incluso cuando el mandatario estadounidense visita Europa para liderar una alianza occidental en Bruselas contra la invasión rusa de Ucrania.
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“Kim Jong Un decidió poner en aprietos a la administración Biden mientras asistía a la cumbre de la OTAN en Europa”, estimó Harry Kazianis, director del centro de estudios conservador Center for the National Interest. El dirigente norcoreano “demuestra que Piongyang y sus misiles no van a desaparecer”.
Biden asumió el cargo en el 2021 prometiendo que Estados Unidos priorizaría Asia en detrimento de Europa y Oriente Medio porque la Casa Blanca considera que la rápida expansión de China es el principal desafío estratégico del siglo XXI. Pero nadie sabía entonces que poco más de un año después del comienzo de su primer mandato, Biden lideraría la respuesta occidental a la invasión rusa de Ucrania, que representa la amenaza más grave para la seguridad en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Y aunque el demócrata recibe aplausos por la forma en la que gestiona esta crisis, la amenaza de Asia persiste. Por miedo de que China ayude a Rusia a esquivar las sanciones occidentales o incluso le suministre armas, Biden ha presionado para mantener a Pekín al margen.
Por ahora, el presidente chino, Xi Jinping, parece contenerse pero se niega a sumarse a la indignación occidental por la sangrienta campaña del Kremlin. Después del disparo de misil de Corea del Norte, la Casa Blanca condenó un “aumento innecesario de las tensiones”. Pero, al igual que China, Corea del Norte parece lo suficientemente segura como para no preocuparse demasiado por lo que piense Estados Unidos.
La realidad nuclear
Biden no es el primer presidente de Estados Unidos que fracasa en conseguir que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares. Su predecesor, Donald Trump, probó una diplomacia personal con Kim que no le llevó a ninguna parte.
Las propuestas de la administración Biden de negociaciones más tradicionales también están en un callejón sin salida. Para Terence Roehrig, un experto en el conflicto de Corea que da clases en el Naval War College, la última prueba de misiles de Kim no es tanto “una llamada de atención” como un paso más en un programa ahora imparable.
“El test habría ocurrido de todos modos”, afirmó Roehrig. “Kim está determinado a desarrollar sus capacidades. Necesita pruebas para asegurarse de que funcione y la posibilidad de diálogo es bastante escasa, hasta que las termine” y pueda hablar desde “una posición de fuerza”.
Según Roehrig, Washington tiene que hacerse a la idea de que deberá “gestionar” una Corea del Norte nuclear, de que es la única opción realista.
China espera
Independientemente del resurgimiento repentino de Europa como una de las principales crisis mundiales, la política exterior de Estados Unidos sigue enfocada en Asia, un giro que empezó cuando Biden era vicepresidente de Barack Obama, afirmaron los analistas.
“Aunque la invasión de Ucrania por parte de Rusia y los tremendos esfuerzos diplomáticos en ese frente claramente seguirán absorbiendo a la administración Biden, Estados Unidos no tiene más remedio que seguir mirando hacia Asia”, aseguró Paul Fritz, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Hofstra.
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“Dados los desafíos que plantea el continuo ascenso de China para Estados Unidos y sus aliados, Biden debe equilibrar los intereses estratégicos a largo plazo en Asia con los desafíos de una Rusia resurgente”, estimó. Roehrig consideró que Rusia ha “complicado” el panorama, pero que el gobierno de Estados Unidos está en condiciones de tratar los dos frentes al mismo tiempo.
El acuerdo de Estados Unidos firmado el año pasado para vender submarinos nucleares a Australia, las largas conversaciones por teleconferencia entre Biden y Xi y la próxima cumbre de los países del Quad (Australia, India, Japón y Estados Unidos) son una prueba de que el giro sigue su curso. Corea del Norte acaba de subrayar que Biden no tiene elección.