Roma. La formación italiana de ultraderecha Liga dictó este lunes una serie de duras condiciones para formar un gobierno con los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5E), lo que dificulta la formación de un gobierno entre las fuerzas antisistema.
Luigi Di Maio, el joven líder del movimiento antisistema M5E, y Matteo Salvini, el paladín xenófobo que transformó la Liga en una fuerza nacionalista, fueron recibidos por separado en el Quirinal, el palacio presidencial, por el presidente de la República, Sergio Mattarella, para informar sobre el complejo estado de las negociaciones.
El líder del M5E pidió con tono optimista unos días más para formar un gobierno de coalición con la ultraderechista Liga debido a que no han llegado a un acuerdo sobre el programa y la identidad de su futuro jefe.
“Como estamos escribiendo lo que será el programa de gobierno para los cinco próximos años, es importante para nosotros terminarlo bien, y por eso pedimos unos días más”, declaró Di Maio, tras reunirse durante 45 minutos con Mattarella.
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Las declaraciones de Salvini después del encuentro con el presidente eran menos optimistas tras recalcar que aún tenían que solucionar puntos importantes para alcanzar un acuerdo de gobierno.
Con tono duro y autoritario Salvini recordó que tenían “visiones distintas” sobre “varios puntos” claves como la lucha contra la inmigración, los impuestos, las relaciones de Italia con la Unión Europea (UE) y la controvertida ley de defensa propia.
“Si la Liga no tiene las manos libres en ese aspecto, no se hará nada. Si no podemos hacer lo que nos han pedido los italianos, nos despedimos”, advirtió.
Tanto di Maio como Salvini reconocieron que no han llegado a un acuerdo sobre el candidato a primer ministro y que por ello decidieron no hablar del tema con el presidente que, como prevé la Constitución, debe aprobar y designar al jefe del Ejecutivo.
Respecto al contenido del acuerdo de gobierno, la síntesis no es sencilla entre la Liga, una formación nacionalista cercana al Frente Nacional francés, que conquistó el próspero e industrializado norte con la promesa de recortes masivos de impuestos, y la formación antisistema M5S, sensible a los problemas sociales del sur pobre de la península, que prometió un salario ciudadano y que suele ser ambivalente frente a la Unión Europea.
Algunas fuentes aseguran que el complejo tema del salario ciudadano, caballo de batalla de los indignados italianos, fue aplazado al 2019, con la condición de crear un sistema eficaz de agencias de empleo.
Otro asunto candente, la introducción del “impuesto único” del 15%, que reclama la Liga, también va a ser pospuesto por ser una carga excesiva para las cuentas públicas.
La Liga y el M5E al parecer acordaron revisar gradualmente la controvertida reforma de las pensiones del 2011 de manera de recortar la edad de jubilación e introducir la llamada “cuota 100″, es decir, la posibilidad de jubilarse cuando la suma de la edad y los años de contribución llega a 100 (por ejemplo, 64 años de edad y 36 años de contribuciones).
Encarar el fenómeno de la inmigración ilegal es uno de los temas más delicados entre las dos fuerzas y las visiones chocan.
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La Liga, que usa tonos xenófobos, exige medidas firmes, demasiado “musculosas” para el M5S, según varios medios.
Al parecer la Liga habría obtenido el mantenimiento de la construcción de grandes obras, como la línea ferroviaria Lyon-Turín, que el M5E ha tachado siempre de proyecto inútil e incluso perjudicial para el medio ambiente.
Las declaraciones de Salvini fueron interpretadas como el inicio de la ruptura con el M5E y generaron muchas incógnitas sobre el futuro del país e irritación entre la base de los indignados.
El líder de la ultraderecha recordó además que la alianza con su antiguo socio Silvio Berlusconi no se ha roto, el cual acaba de ser rehabilitado y puede ejercer cargos públicos, y que representa a 12 millones de italianos, es decir a toda la coalición de derecha, que obtuvo el 37% de los votos.
El M5E, que obtuvo en solitario un apabullante 32%, se niega a pactar con la coalición del magnate y prefiere acordarse sólo con la Liga, que cuenta con el 17%.