Ocho días antes de que la coronaran en El Salvador como Miss Universo, una presentadora de un canal de televisión, propiedad de la familia presidencial en Nicaragua, llamó a Sheynnis Palacios “miss buñuelos”, en tono de burla.
Esas dos palabras pretendían ser una burla para la joven de 23 años que el 18 de noviembre hizo historia y se convirtió en la primera centroamericana que gana el concurso de belleza más importante del mundo, porque para costear sus estudios universitarios vendió buñuelos en los pasillos de la universidad. Este es un postre elaborado con yuca, queso y miel, que los nicaragüenses suelen degustar después del almuerzo.
“Ok, ahora ya no será miss buñuelos, ahora será miss Covid”, dijo la presentadora de canal 13, en alusión a que Palacios se contagió de este virus en la pandemia. Este canal de televisión es dirigido por Camila y Maurice Ortega Murillo, hijos de la pareja de dictadores que gobierna Nicaragua, controlando todo el aparato estatal y persiguiendo a los particulares.
Palacios, que destacó en todos los concursos de belleza en los que participó desde que era adolescente, ganando el Miss Teen en 2016, respondió sutilmente colgando un video en las redes sociales haciendo buñuelos y nacatamales con su mamá y su abuelita.
Ella dijo: “Si de algo debemos sentirnos orgullosos los nicaragüenses es de nuestra gastronomía. ¿Hay algo mas nica que un nacatamal y nuestros buñuelos?”.
Sus amigos recuerdan que la joven comenzó a vender en 2018 los buñuelos que su mamá preparaba. Ofrecía dos buñuelos en 30 córdobas (¢433).
Con la venta, la ahora Miss Universo costeó parte de su carrera universitaria. Además, estudió inglés.
El triunfo de Palacios fue celebrado por nicaragüenses opositores en el exilio. Y también por quienes aun se mantienen en el país. Por primera vez desde que las manifestaciones fueron prohibidas en el 2018, los nicaragüenses salieron en caravanas por pueblos y ciudades ondeando las banderas azul y blanco celebrándole.
Antes, habían circulado en las redes, videos y fotos de Palacios participando en las protestas del 2018, en las que estudiantes pedían elecciones libres y mantuvieron en jaque por varias semanas al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“No se quiso hacer notar, pero participó (en las protestas) como un ciudadano más”, dijo a La Nación Cristina Casaya, amiga y compañera de Palacios en la carrera de periodismo de la Universidad Centroamericana (UCA), hoy confiscada por el Gobierno, donde ambas se graduaron en 2021.
Un día después del triunfo de Palacios, el Gobierno emitió un comunicado felicitándola por la corona, pero a todas las luces les incomodaba su triunfo.
“No podemos asegurar que Palacios es opositora al Gobierno, pero sí podemos tener certeza de que no es simpatizante del Gobierno”, dijo un profesor de la reina de belleza en la desaparecida UCA.
Después del triunfo, también se filtraron supuestas orientaciones del Gobierno para impedir a Palacios regresar al país como le han impedido a decenas de opositores y periodistas. La técnica es la misma: girar una orden a las aerolíneas que no lleven de regreso a un determinado ciudadano.
A quien sí le impidieron regresar fue a la dueña de la franquicia de Miss Universo, Karen Celebertti, que fue expulsada del aeropuerto de Managua el 21 de noviembre pasado y enviada a México, a donde había acompañado a Palacios a un evento oficial.
Este viernes en la noche, la Policía de Nicaragua la acusó de conspirar, de traición a la patria junto a su esposo y su hijo, que sí estan detenidos en una cárcel de Managua.
Según la polícia del vecino del norte, que responde directamenta a Ortega y Murillo, usaron sus franquicias para montar concursos de belleza con toda la intención de conspirar.
“Desde el 2019, los señores Karen Celebertti, Martín Argüello Leiva y Bernardo Martín Argüello Celebertti permanecieron en comunicación con exponentes de la traición a la patria, disponiéndose a utilizar sus franquicias, plataformas y espacios supuestamente dedicados a promover ‘inocentes’ concursos de belleza, en una conspiración que ha trabajado orquestadamente para convertir los certámenes en trampas y emboscadas políticas, financiadas por agentes extranjeros”, dijo la Policía en un comunicado.
Antes, la misma vicepresidenta Rosario Murillo había acusado a la oposición de querer usar la victoria de Palacios, que consideró en ese momento un logro del país, en una conspiración contra el gobierno.
Lo que está por verse ahora es si la reina de belleza podrá volver al país; por lo pronto, vive en un apartamento en Nueva York.
Sheynnis Palacios y su paso por la universidad
Sheynnis Palacios ingresó a la Universidad Centroamericana en 2017 con una beca de aranceles. Un año antes, había ganado a sus 16 años el concurso de Miss Teen, una especie de escuelas para quienes años más tarde se convertirán en las Miss Nicaragua.
Hija de una madre soltera que la parió a los 19 años, la reina de belleza de 1,80 metros de estatura, creció en un barrio popular llamado La Fuente y estudio en colegios religiosos de clase media becada. Cuando ingresó a la UCA de los jesuitas, ya era una celebridad dentro de los adolescentes y jóvenes que seguían los concursos de belleza.
Uno de esos jóvenes adolescentes fue Geovanny Vanegas que se convirtió en 2017 en su compañero en la carrera de Comunicación Social. “Era una celebridad entre nosotros, pero ella no se sentía así”, dijo a La Nación.
Vanegas vio a la Miss Universo llevar su propio almuerzo a la universidad y comer en los pasillos de la universidad. “Su comida se la preparaba su abuelita y tenía una dieta balanceada porque ella ya era una Miss Teen”, dice Vanegas que se convirtió en su seguidor desde entonces y viajó a San Salvador el mes pasado para estar presente en su coronación.
“Es una joven bien autentica y dulce, esforzada”, dice Vanegas quien estuvo presente en varios de los momentos de ansiedad que padeció la joven, un evento de su salud del que ella ha hablado públicamente.
La propia Palacios ha hablado de sus padecimientos y producía un podcast sobre salud mental en donde daba consejos a jóvenes que padecían de ansiedad.
En el 2019, Palacios ganó el concurso de Miss Mundo, el segundo más importante del país y, entre sus compañeras de clases de la universidad, comenzaron a insisitirle cuándo se iba a postular en el Miss Nicaragua, recuerda su amiga de la universidad Cristina Casaya.
“Ella respondía que no estaba preparada para el Miss Nicaragua aún”, relata Casaya. Palacios sentía ineguridades, ella misma decía que era débil en oratoria.
También, recibía críticas porque sus senos no tenían suficiente tamaño y porque le decían que se había inyetado botox en sus labios, que eran gruesos desde pequeña.
“La Sheynnis tenía muletillas, decía mucho ‘ahhh, ehhh’, se pegaba cuando hacía exposiciones. Ella nos preguntaba cómo había estado cada vez que hablaba en público y se propuso mejorar eso”, dijo Casaya desde Estados Unidos donde ahora vive.