Berlín. Tras un largo bloqueo político inédito en Alemania, Angela Merkel parece ir por buen camino para formar gobierno a finales de marzo. Pero un joven socialdemócrata de 28 años podría torcerle los planes.
Con su cara de niño rollizo, Kevin Kühnert ha dado el salto a la escena política alemana estas últimas semanas con sus encendidos discursos contra una nueva "gran coalición" gubernamental, o "Groko", entre los conservadores de la canciller y el partido socialdemócrata (SPD).
Cuatro meses después de unas elecciones marcadas por el avance de la extrema derecha, la reconducción de esta coalición, que ya se estableció en otras dos ocasiones durante los 12 años de mandato de Angela Merkel, parece ir avanzando.
Una situación catastrófica para este joven político que critica que el SPD haya entrado "en un círculo vicioso que tiene que romperse".
Kühnert, estudiante, dirige a los “Jusos”, las juventudes del SPD, el partido que podría servir de apoyo para cuatro años más al ejecutivo dirigido por Angela Merkel.
Después de haber sufrido un fuerte revés en las elecciones del 24 de septiembre, sus dirigentes anunciaron en un primer momento que querían quedarse en la oposición. Pero tras el fracaso en las negociaciones en noviembre entre conservadores, liberales y ecologistas, el jefe de Estado, Frank-Walter Steinmeier, un peso pesado del SPD, forzó la negociación.
Desde entonces, el partido está profundamente dividido.
Su presidente, Martin Schulz, obtuvo con un margen mínimo (56%) el visto bueno de los delegados del partido en el congreso del pasado domingo para empezar las negociaciones detalladas sobre esta nueva alianza.
A propósito de Kühnert, que aparece en las emisiones televisivas políticas dando una entrevista tras otra, el diario popular Bild titulaba recientemente: "Este niñato quiere derribar a Merkel".
Un fracaso para formar un gobierno con el SPD llevaría probablemente a unas elecciones anticipadas y quizás al final del reinado de Merkel.
Nada es definitivo. Aunque conservadores y socialdemócratas estén de acuerdo en una hoja de ruta gubernamental, son los 440.000 militantes del SPD los que tienen la última palabra.
Tras la petición en internet NoGroKo, los Jusos –con unos 70.000 miembros– lanzaron una nueva ofensiva: "10 euros para detener la GroKo", es decir el precio para convertirse en miembro del partido durante dos meses y poder votar contra el nuevo gobierno que se perfila.
Tres días después del congreso, más de 1.600 personas aceptaron participar.
La campaña ha indignado a las altas esferas del partido. Es "indecente", criticó uno de los dirigentes, Johannes Kahrs. Para frenar la maniobra, la dirección planea fijar una fecha límite de adhesión para poder participar en el voto.
"Todo el mundo cree que la votación será muy reñida y la campaña anti-GroKo actual hará seguramente que este voto imprevisible sea todavía más incierto", considera Michael Bröning de la fundación Friedrich Ebert, un grupo de reflexión del SPD.
Aunque los dirigentes del partido subrayan la responsabilidad que recae sobre ellos al darle un gobierno estable a la primera economía europea, muchos de ellos estiman que volver a la oposición sería más útil para la democracia del país.