Estocolmo. El bloque de izquierda del gobierno saliente de Suecia lideraba por estrecho margen en las elecciones de este domingo, por delante de la derecha y la extrema derecha, al término de unas legislativas marcadas por el fuerte progreso del partido nacionalista.
Según dos encuestas realizadas a boca de urna, el bloque de la izquierda liderado por la primera ministra saliente Magdalena Andersson (socialdemócrata) habría recabado entre 49,8% y 50,6%, mientras que la derecha y la ultraderecha habrían obtenido, juntas, entre 48,0% y 49,2%.
La extrema derecha de los Demócratas de Suecia (SD) alcanzaría un nuevo máximo histórico, entre un 20,5% y un 21,3%, con lo que se convertiría por primera vez en el segundo partido del país nórdico, según esos dos sondeos, realizados por las cadenas suecas SVT y TV4.
Según la encuesta de SVT, el bloque de izquierdas conseguiría 176 escaños, con lo que alcanzaría la mayoría absoluta (fijada en 175), contra los 173 que obtendría el bloque de derecha y ultraderecha.
Esas primeras estimaciones prometían una larga noche electoral, en la que se deberían confirmar los ganadores de la votación. Se esperaba que los resultados parciales llegaran hacia las 22H00 (20H00 GMT), y los resultados casi definitivos, bien entrada la noche.
La prudencia se imponen pues las diferencias que presentan las encuestas entre un bloque y otro son mínimas, del orden de varias decenas de miles de votos, para un electorado de 7,8 millones de personas.
“Es un escenario en el que uno se muerde las uñas”, constató Mille Mikael Isberg, un militante socialdemócrata de 30 años, entrevistado por la AFP.
Hasta estos comicios, la derecha tradicional no se había planteado llegar al poder con el apoyo directo o indirecto de los Demócratas de Suecia (SD), una formación nacionalista y antiinmigración, que según los sondeos llegará en segunda posición. Es decir, como primera fuerza en la derecha.
La primera ministra saliente, la socialdemócrata Magdalena Andersson, espera mantenerse en el cargo por un mandato de cuatro años, aliándose con partidos verdes y de izquierda.
Según los dos sondeos de SVT y TV4, los socialdemócratas conservarían su primer puesto, que ocupan desde los años 1930 (29,3 a 29,7%). L
Los conservadores Moderados quedarían como tercera formación del hemiciclo, con entre el 16% y el 18,8% de los votos.
Criminalidad y energía
Una victoria de la derecha apoyada por los ultraderechistas abriría una nueva era política para Suecia.
Una nueva victoria de la izquierda, en cambio, socavaría la estrategia de acercamiento de la derecha con los SD, que terminarían sin mucha fuerza en la oposición.
En la sede central del SD, en un suburbio de Estocolmo, los militantes manifestaron su alegría cuando se anunciaron las estimaciones, ondeando banderas con los colores del partido, con la esperanza de que sus candidatos favoritos tomen la delantera.
“Ahora, tenemos por primera vez una oportunidad real, una posibilidad real de no ser simplemente un partido de oposición sino también de formar parte de un nuevo gobierno que lleve a cabo una política con un rumbo totalmente distinto”, reaccionó el número 2 del partido, Richard Jomshof, en declaraciones al canal SVT.
En juego estaban 349 escaños, en un sistema de representación proporcional en donde sólo los partidos con más del 4% obtienen representación.
Para ser investido, el primer ministro no debe tener 175 votos o más en su contra, pero tampoco necesita contar con una mayoría absoluta que le respalde.
La campaña estuvo dominada por temas en principio favorables a la oposición de derecha, como la criminalidad, los problemas de integración de los migrantes y la disparada del precio de la energía.
Pero la sólida popularidad de Andersson, cuyo índice de confianza supera al de su adversario conservador Ulf Kristersson, así como el temor de los electores centristas de ver a la ultraderecha en las esferas del poder, podrían inclinar la balanza a favor de la izquierda.
La víspera de la votación, las cinco encuestadoras del país daban una ligera ventaja al campo rojo-verde.