Londres. La primera ministra británica Theresa May anunció este miércoles la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la suspensión de contactos bilaterales con Moscú en respuesta al atentado contra un exespía ruso, perpetrado en suelo inglés y con armas químicas.
Rusia “es culpable” del atentado, dijo May en el Parlamento tras cumplirse el ultimátum que Londres había dado a Moscú para explicarse y antes de anunciar la expulsión de “23 diplomáticos rusos identificados como agentes de inteligencia no declarados”.
Además, May suspendió los contactos bilaterales de alto nivel, incluyendo una visita prevista del ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov y toda representación diplomática británica en el Mundial de fútbol Rusia-2018.
“No habrá asistencia de ministros ni de miembros de la familia real al Mundial de Rusia”, afirmó.
May culpó al presidente ruso Vladimir Putin del deterioro de las relaciones.
“Muchos de nosotros miramos a la Rusia post-soviética con esperanza. Queríamos una mejor relación y es trágico que el presidente Putin haya elegido actuar así”, dijo May en el Parlamento.
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En la primera reacción rusa, la embajada en Londres denunció en un comunicado un acto hostil “totalmente inaceptable, injustificado y corto de miras”.
Rusia había advertido que no admitía las acusaciones “sin pruebas” y los ultimátums de Londres.
“Moscú no admite las acusaciones sin pruebas y no verificadas, y el lenguaje de los ultimátums” declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, quien agregó que Rusia “espera que se imponga el sentido común”.
La primera ministra británica, Theresa May, respondió así al intento de asesinato con un agente nervioso del excoronel Serguéi Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, que se debaten entre la vida y la muerte diez días después del atentado en Salisbury (sudoeste).
May había recibido el apoyo de sus principales aliados.
Rusia debe proporcionar explicaciones “inequívocas” sobre el ataque, exigió el presidente estadounidense Donald Trump tras hablar con May. En particular, Moscú debe explicar “cómo esta arma química”, conocida como Novichok, “desarrollada en Rusia, fue utilizada en Reino Unido”.
La crisis entre Moscú y Londres podría agravarse tras la muerte de otro exiliado, Nikolái Glushkov, de 69 años, que fue hallado muerto en su domicilio en New Malden, un suburbio de Londres, según la prensa británica.
Glushkov, cuya muerte aún no fue confirmada oficialmente, era cercano al millonario Boris Berezovski, un enemigo del Kremlin que fue hallado ahorcado en 2013 en el Reino Unido.
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El científico que reveló el programa ruso de armas químicas, Vil Mirzayanov, que ahora vive en Estados Unidos, dijo que “solamente los rusos” fabricaron el potente agente nervioso “Novichok” usado en el atentado.
“Lo tenían y siguen teniéndolo en secreto”, explicó Mirzayanov, que estima que las dos victimas principales, padre e hija –hay un policía también hospitalizado, pero en mejor condición– morirán o saldrán muy maltrechos del contacto con esta sustancia.
May era ministra de Interior cuando se produjo el asesinato en Londres de Alexander Litvinenko, en el 2006, un crimen con una sustancia radioactiva (polonio-210) cometido con el consentimiento de Putin, según las conclusiones de la investigación oficial.
Entonces la respuesta se limitó a la expulsión de varios diplomáticos y la congelación de unos pocos bienes, una respuesta tibia que estos días ha sido citada como una de las razones por las que Moscú se habría atrevido a golpear de nuevo.