Estrasburgo, Francia. La primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, llamaron el lunes a aprobar el acuerdo del brexit tras negociar unas garantías de última hora la víspera de un voto crucial de los diputados británicos.
“La elección es clara: es este acuerdo o el brexit podría no tener lugar”, subrayó Juncker en una rueda de prensa con May al filo de la medianoche en Estrasburgo (noreste de Francia). “No habrá una tercera oportunidad”, dijo.
La advertencia no es baladí. El Parlamento británico rechazó en enero el acuerdo de divorcio cerrado en noviembre y urgió a la premier a conseguir garantías adicionales de la Unión Europea (UE), objeto de su viaje relámpago a Estrasburgo el lunes por la noche.
Según May, “los diputados tenían claro que se necesitaban cambios legales en la salvaguarda (irlandesa)”. “Hoy hemos conseguido cambios legales”, agregó desde Estrasburgo, la víspera de presentar de nuevo en Westminster el acuerdo de divorcio con las salvaguardas obtenidas.
Sin embargo, la incertidumbre sigue planeando sobre el resultado de la votación y sobre la posibilidad de cerrar la primera retirada de un país en más de seis décadas de proyecto europeo con un acuerdo, a poco más de dos semanas del divorcio previsto el 29 de marzo.
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En Reino Unido, la oposición laborista ya llamó a votar de nuevo contra el acuerdo del brexit, al considerar que el compromiso alcanzado en la noche “no contiene nada de que se aproxime a los cambios que Theresa May prometió al Parlamento”, según su líder, Jeremy Corbyn.
Y el pequeño partido unionista norirlandés DUP, del que depende la mayoría parlamentaria de la primera ministra conservadora, anunció que analizaría “con mucho, mucho cuidado” los anuncios antes de tomar una decisión, en palabras de su jefe de filas, Nigel Dodds.
El escollo irlandés
El Gobierno británico, por medio de su número dos, David Lidington, había explicado minutos antes del anuncio en Estrasburgo a los diputados que habían conseguido “cambios legalmente vinculantes”, sobre todo respecto al principal escollo: la salvaguarda irlandesa.
Este mecanismo, conocido en inglés como backstop, busca evitar la reintroducción de una frontera física entre Irlanda -país de la UE- y la provincia británica de Irlanda del Norte, así como preservar el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998.
Los diputados británicos temen en cambio que a causa de esta salvaguarda, incluida en el acuerdo de divorcio como último recurso, Reino Unido quede atrapado indefinidamente en una unión aduanera con la UE que le impida negociar acuerdos comerciales con terceros países.
Las garantías de la UE se plasman así en dos nuevos documentos. Un “instrumento” permite a una de las partes denunciar a la otra ante un mecanismo de resolución acordado si considera que tiene la intención de aplicar la salvaguarda de “manera indefinida”.
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Y, en una nueva declaración conjunta, ambos se comprometen a negociar rápidamente un futuro acuerdo comercial, que vuelva innecesario el uso del backstop, y a buscar alternativas a este mecanismo para fines del 2020 con el fin de sustituirlo si su aplicación fuera necesaria.
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, estaría dispuesto también a apoyar las garantías alcanzadas este lunes de cara a obtener un “acuerdo global”, agregó Juncker desde Estrasburgo, donde se celebra esta semana una sesión plenaria.
“Son solo palabras (...) Nada ha cambiado. Rechazar, rechazar, rechazar”, reaccionó el eurodiputado británico Nigel Farage, uno de los políticos que llevaron a la victoria del brexit por un 52% de los votos en el referendo de junio del 2016.
Casi tres años después, Londres y Bruselas buscan evitar el temido divorcio abrupto.
El presidente de la Comisión recomendó así a los 27 socios de Reino Unido a apoyar los dos nuevos documentos en la cumbre prevista el 21 y 22 de marzo, si Westminster aprueba el acuerdo.
Bajo presión, May se había comprometido a preguntarle al Parlamento británico el miércoles sobre si quieren un divorcio abrupto, en caso de que el martes rechacen el acuerdo de divorcio como ya hicieran en enero por 202 votos a favor y 432 en contra.
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Si los diputados también votan contra una separación abrupta, el jueves debería haber un tercer voto sobre la posibilidad de pedir a la UE un aplazamiento de la fecha del brexit, que necesitaría el visto bueno por unanimidad del resto de países del bloque.
Los europeos ya advirtieron de que solo lo considerarían si tiene un propósito claro. En cualquier caso, incluso si el Parlamento británico apoya finalmente el pacto, la UE considera que Reino Unido necesitaría algunas semanas más para completar la ratificación.